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Peso | N/D |
---|---|
Dimensiones | N/D |
Formatos | Digital, Papel |
Jaime Marchán: homo viator
400 páginas
La exhaustividad y la erudición de este ensayo van más allá de la habitual crítica literaria. Son varias las razones de su ejemplaridad. Así las resume su prologuista, Wilfrido H. Corral:
“Quizá la primera es dedicarse a la literatura ecuatoriana, que en este momento tiene a varios prosistas de la generación de Marchán o las inmediatamente posteriores que se expresan, con vehemencia y no sin razón, acerca de la ‘invisibilidad’ de la expresión literaria nacional, dentro y sobre todo fuera del Ecuador. Esa condición, bien demuestra Hagen-Melo, también es un asunto de autopercepción defensiva, además de la bien examinada acogida de la literatura ‘menor’ o ‘pequeña’ de países presuntamente periféricos.
Una segunda condición es que, por razones personales o sociopolíticas e incluso culturales, o una combinación de ellas, este libro desmenuza y explicita por qué autores como Marchán han optado por escribir desde fuera de su país y no siempre sobre él. […] Una condición adicional, quizá la más espinosa, gira en torno a problemas del canon y de producción y distribución de la literatura ecuatoriana, la narrativa en particular. Ante tales disyuntivas, Hagen-Melo se ha enfrentado a deberes exegéticos enormes y dice mucho sobre su manera de pensar que haya logrado transmitir las coordenadas principales de ese problema de manera sucinta, sin el peso del pasado al que el crítico nacional que escribe dentro y, por lo general para la nación, se ve obligado a considerar.
Estando así las cosas, el trabajo de Hagen-Melo se complicó con todavía otra condición bipartita. Me refiero al nomadismo y el regreso de su autor a sus orígenes, que si Marchán nunca los abandonó, tampoco es meterse en camisa de once varas decir que se ubica ante ese vaivén con la solidez de autores mayores como Vargas Llosa, o un sinnúmero de autores más cercanos a su generación que no termina en Bolaño.”
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Una segunda condición es que, por razones personales o sociopolíticas e incluso culturales, o una combinación de ellas, este libro desmenuza y explicita por qué autores como Marchán han optado por escribir desde fuera de su país y no siempre sobre él. […] Una condición adicional, quizá la más espinosa, gira en torno a problemas del canon y de producción y distribución de la literatura ecuatoriana, la narrativa en particular. Ante tales disyuntivas, Hagen-Melo se ha enfrentado a deberes exegéticos enormes y dice mucho sobre su manera de pensar que haya logrado transmitir las coordenadas principales de ese problema de manera sucinta, sin el peso del pasado al que el crítico nacional que escribe dentro y, por lo general para la nación, se ve obligado a considerar.
Estando así las cosas, el trabajo de Hagen-Melo se complicó con todavía otra condición bipartita. Me refiero al nomadismo y el regreso de su autor a sus orígenes, que si Marchán nunca los abandonó, tampoco es meterse en camisa de once varas decir que se ubica ante ese vaivén con la solidez de autores mayores como Vargas Llosa, o un sinnúmero de autores más cercanos a su generación que no termina en Bolaño.”
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