Las horas indultadas
Francisco José Castañón Blanco
76 páginas
Thot, Cronos, Saturno… Las grandes civilizaciones sintieron siempre la necesidad de levantar panteones al paso del tiempo. Tal es su fuerza inexorable. Velocidad, óxido, desaliento, sabiduría de curandero, evocación, flor de las edades… Muchos y profundos son los atributos recogidos en este poemario. Mucha la quintaesencia que en él destila el poeta, pues el tiempo es oro.
Existen relojes de cuco y de pulsera, de arena, sol y agua, para quien no está dispuesto a perder un minuto en apresuramientos. “Vísteme despacio que tengo prisa”, parece insinuársele dentro de este libro al lector… Hay en su almanaque fechas señaladas y sagradas, para combatir la rutina que hace tabla rasa del paso del tiempo. El segundero admite en el espacio temporal que abraza divisiones infinitas, hasta llegar al instante que da sentido a la espera y la esperanza… Se adivinan en estas páginas recuerdos del futuro. Y tiempo muerto perdido a la cancha de la vida. Y calendarios de la impaciencia, que sabe tocar puerto en la inquietud del existencialismo hecho consciencia vitalista.
El reloj simula con sus manecillas de espadachín, cuando llega la hora del té. Esgrimista que vigila a quien mata las horas sin más…Debería existir, o quizá ya existe, un banco para comerciar con el tiempo que a unos les sobra y a otros les falta. Seguro que Francisco Castañón compraría a cualquier precio días y semanas, para regalarnos con más poemas el cielo del paladar. Así son los alquimistas que buscan oro en el tiempo. (MAURILIO DE MIGUEL)
Le recomendamos …
Cuerpos, teorías, deseos. Poemas escogidos
Cartografía de las revelaciones
Escalada y otros poemas
Al aire de la vida y otras señales de tránsito
La flauta en el desierto
El hueco
En la tierra de los vivientes
Escenarios
Chispa de encendedor
De las pérdidas, la cuenta
Salmo de cenizas
La marcha de la sombra
Pájaros de silencio
Agua
Hasta el final de la tristeza
Asia en el corazón
Brasil. Sístoles y diástoles (Edición bilingüe español-portugués)
Diario de los sonidos
A(mar)es
Caverna fiel
Francisco José Castañón Blanco
76 páginas
Thot, Cronos, Saturno… Las grandes civilizaciones sintieron siempre la necesidad de levantar panteones al paso del tiempo. Tal es su fuerza inexorable. Velocidad, óxido, desaliento, sabiduría de curandero, evocación, flor de las edades… Muchos y profundos son los atributos recogidos en este poemario. Mucha la quintaesencia que en él destila el poeta, pues el tiempo es oro.
Existen relojes de cuco y de pulsera, de arena, sol y agua, para quien no está dispuesto a perder un minuto en apresuramientos. “Vísteme despacio que tengo prisa”, parece insinuársele dentro de este libro al lector… Hay en su almanaque fechas señaladas y sagradas, para combatir la rutina que hace tabla rasa del paso del tiempo. El segundero admite en el espacio temporal que abraza divisiones infinitas, hasta llegar al instante que da sentido a la espera y la esperanza… Se adivinan en estas páginas recuerdos del futuro. Y tiempo muerto perdido a la cancha de la vida. Y calendarios de la impaciencia, que sabe tocar puerto en la inquietud del existencialismo hecho consciencia vitalista.
El reloj simula con sus manecillas de espadachín, cuando llega la hora del té. Esgrimista que vigila a quien mata las horas sin más…Debería existir, o quizá ya existe, un banco para comerciar con el tiempo que a unos les sobra y a otros les falta. Seguro que Francisco Castañón compraría a cualquier precio días y semanas, para regalarnos con más poemas el cielo del paladar. Así son los alquimistas que buscan oro en el tiempo. (MAURILIO DE MIGUEL)
Las horas indultadas
| Peso | 0,099 g |
|---|
Le recomendamos …
Al aire de la vida y otras señales de tránsito
Cartografía de las revelaciones
Escalada y otros poemas
El hueco
En la tierra de los vivientes
De las pérdidas, la cuenta
Cielo, viento, estrellas y poesía
Comedia de las imágenes







