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| Peso | N/D |
|---|---|
| Dimensiones | N/D |
| Formato: | papel, pdf |
La inmortalidad del alma
50 páginas
El hombre y su subjetivad es el centro de estas reflexiones inagotables de San Agustín. Dios como creador y sustento de la eternidad. El ser humano y su trayectoria vital como camino de la eternidad. La introspección del ser como vía para llegar a la inmortalidad: «Puesto que o estas verdades existen en el alma o esta existe en ellas. Sea cualquiera de los dos casos, o exista el uno en el otro como en su sujeto, o bien el uno y el otro existan como sustancias. Pero si se admite lo primero, el alma no existe en el sujeto cuerpo como el color y la figura, porque ella misma o existe como sustancia o existe en un sujeto que es otra sustancia que no es cuerpo. Ahora bien: si lo segundo es verdad, el alma no existe en el sujeto cuerpo como el color porque es sustancia. Por el contrario, la organización del cuerpo existe en el sujeto cuerpo como el color; en consecuencia, el alma no es la organización del cuerpo, sino que la vida es el alma; y puesto que ningún ser deja su propio ser y puesto que lo que la vida abandona muere, luego el alma no puede morir».
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El hombre y su subjetivad es el centro de estas reflexiones inagotables de San Agustín. Dios como creador y sustento de la eternidad. El ser humano y su trayectoria vital como camino de la eternidad. La introspección del ser como vía para llegar a la inmortalidad: «Puesto que o estas verdades existen en el alma o esta existe en ellas. Sea cualquiera de los dos casos, o exista el uno en el otro como en su sujeto, o bien el uno y el otro existan como sustancias. Pero si se admite lo primero, el alma no existe en el sujeto cuerpo como el color y la figura, porque ella misma o existe como sustancia o existe en un sujeto que es otra sustancia que no es cuerpo. Ahora bien: si lo segundo es verdad, el alma no existe en el sujeto cuerpo como el color porque es sustancia. Por el contrario, la organización del cuerpo existe en el sujeto cuerpo como el color; en consecuencia, el alma no es la organización del cuerpo, sino que la vida es el alma; y puesto que ningún ser deja su propio ser y puesto que lo que la vida abandona muere, luego el alma no puede morir».
La inmortalidad del alma
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