Información adicional
| Peso | N/D |
|---|---|
| Dimensiones | N/D |
| Formatos | ePub, Papel |
Derecho a la pereza
60 páginas
Aun a riesgo de ser considerado como utópico, Lafargue defendió que no era el trabajo, sino el placer, el objetivo máximo que debía perseguir la clase obrera. No había, en su opinión, trabajo enajenado y trabajo liberado como pensó Marx; la auténtica posición enfrentaba al trabajo embrutecedor con el ocio placentero. A lo sumo, el trabajo se podría admitir como el ‘condimento de los placeres de la pereza’, mil y mil veces más nobles que los tísicos’ Derechos del Hombre’ defendidos por los revolucionarios burgueses. El derecho a la pereza postulado por Lafargue se concreta en no trabajar más de tres horas diarias, holgando y gozando del resto del día y de la noche.
“El fin de la revolución no es un triunfo de la justicia, de la moral, de la libertad y demás embustes con que se engaña a la humanidad desde hace siglos, sino trabajar lo menos posible y disfrutar, intelectual y físicamente, lo más posible. Al día siguiente de la revolución habrá que pensar en divertirse”.
Le recomendamos …
Claves del pensamiento martiano
Cuba, poesía, arte y sociedad
De Pernambuco a Salamanca
Cartas desde una soledad
Cartas de Severo Sarduy
Dialogía, parodia y carnaval en Don Quijote de la Mancha
Ana María Fagundo. Texto y contexto de su poesía
Cuentos, ensayos, teatro y testimonios selectos
Cuba Cronología. Cinco siglos de historia, política y cultura
Ecoliberalismo. ¡Hay alternativas al capitalismo!
César Vallejo y la poesía posmoderna
Árboles genealógicos de la Cuba española
Cómo leer a Delmira Agustini: algunas claves críticas
Cartas de Carpentier
Cuando llegan las musas. Cómo trabajan los grandes maestros de la literatura
Desde el fracaso: narrativas del Caribe insular hispano en el siglo XXI
Dos patrias en el corazón
Camino de perfección
Bécquer en Martí y en otros poetas hispanoamericanos finiseculares
Diario íntimo de la revolución española
60 páginas
Aun a riesgo de ser considerado como utópico, Lafargue defendió que no era el trabajo, sino el placer, el objetivo máximo que debía perseguir la clase obrera. No había, en su opinión, trabajo enajenado y trabajo liberado como pensó Marx; la auténtica posición enfrentaba al trabajo embrutecedor con el ocio placentero. A lo sumo, el trabajo se podría admitir como el ‘condimento de los placeres de la pereza’, mil y mil veces más nobles que los tísicos’ Derechos del Hombre’ defendidos por los revolucionarios burgueses. El derecho a la pereza postulado por Lafargue se concreta en no trabajar más de tres horas diarias, holgando y gozando del resto del día y de la noche.
“El fin de la revolución no es un triunfo de la justicia, de la moral, de la libertad y demás embustes con que se engaña a la humanidad desde hace siglos, sino trabajar lo menos posible y disfrutar, intelectual y físicamente, lo más posible. Al día siguiente de la revolución habrá que pensar en divertirse”.
Derecho a la pereza
| Peso | N/D |
|---|---|
| Dimensiones | N/D |
| Formatos | ePub, Papel |
Le recomendamos …
Bécquer en Martí y en otros poetas hispanoamericanos finiseculares
Cartas desde una soledad
Caballero Bonald y Quiñones: viaje literario por Andalucía
Catacrack. Pensar después del 15 de mayo
40 años de historia de las Empresas de Participación
Cartas de Carpentier
Alejo Carpentier: Un siglo entre luces
Amado Nervo y las lectoras del Modernismo
Ciencia y poder en Cuba. Racismo, homofobia, nación (1790-1970)








