Información adicional
| Peso | 366 g |
|---|---|
| Dimensiones | 14 × 19,5 mm |
| Formatos | Digital, Papel |
De la naturaleza de las cosas
320 páginas
De la naturaleza de las cosas texto escrito en el siglo I a. C. por Tito Lucrecio Caro, está dividido en seis libros, proclama la realidad del hombre en un universo sin dioses e intenta liberarlo de su temor a la muerte. Expone la física atomista de Demócrito y la filosofía moral de Epicuro. Constituye posiblemente la mayor obra de la poesía de Roma y es uno de los mayores intentos destinados a la comprensión de la realidad del mundo y de lo humano.
La obra recoge y vulgariza en gran medida la doctrina materialista de Epicuro, según la cual el mundo está constituido por átomos, elementos indivisibles que, por ser extremadamente tenues, escapan a nuestros sentidos y cuyo número es infinito. El hombre es mortal, y su felicidad depende de aceptar este hecho y de perder el miedo a los dioses.
Toda la variedad de las cosas en el mundo, según la doctrina de Lucrecio, se reduce a la múltiple variedad de la concatenación de las partículas de la materia, los átomos. La destrucción de las cosas consiste en la dispersión de los átomos. Ni un solo átomo puede ser destruido. La condición fundamental de la formación de las cosas de la Naturaleza, a juicio de Lucrecio, es la presencia del vacío. La materia y el vacío componen una unidad, sin la cual no es posible el movimiento y, por consiguiente, tampoco la concatenación y la dispersión de los átomos. En los problemas gnoseológicos, Lucrecio se situó en la posición de la cognoscibilidad del mundo objetivo. La fuente del conocimiento del mundo exterior son las percepciones sensoriales. Siendo multiformes (redondos, angulares, ásperos, lisos, &c.), los átomos obran sobre los órganos sensoriales del hombre, provocando diversas percepciones. Los sentidos sirven como un instrumento del pensamiento.
Lucrecio critica los prejuicios religiosos. La religión, a su juicio, es la causa de la maldad humana. Las raíces de la religión están en el temor del hombre ante los fenómenos desconocidos de la Naturaleza. “El miedo creó los primeros dioses en la tierra”. La filosofía materialista de Lucrecio ejerció enorme influencia sobre todo el desarrollo del materialismo. Giordano Bruno, Vanini y Gassendi resucitaron el materialismo atomista de Epicuro y de Lucrecio. Los materialistas franceses del siglo XVIII rindieron también gran tributo a la filosofía materialista de Tito Lucrecio Caro.
Le recomendamos …
Cartas de Severo Sarduy
Árboles genealógicos de la Cuba española
Bécquer en Martí y en otros poetas hispanoamericanos finiseculares
César Vallejo y la poesía posmoderna
Ecoliberalismo. ¡Hay alternativas al capitalismo!
Desde el fracaso: narrativas del Caribe insular hispano en el siglo XXI
Catacrack. Pensar después del 15 de mayo
Calipso eclipsada. El teatro de Cervantes
Círculo de esta luz. Crítica y poética
Claves del pensamiento martiano
Ana María Fagundo. Texto y contexto de su poesía
Actualidad y vigencia del Barroco
De Gabo a Mario. La estirpe del boom
Boom y postboom. Desde el nuevo siglo: impacto y recepción
Cartas desde una soledad
Dialogía, parodia y carnaval en Don Quijote de la Mancha
Caballero Bonald y Quiñones: viaje literario por Andalucía
De Pernambuco a Salamanca
Amado Nervo y las lectoras del Modernismo
320 páginas
De la naturaleza de las cosas texto escrito en el siglo I a. C. por Tito Lucrecio Caro, está dividido en seis libros, proclama la realidad del hombre en un universo sin dioses e intenta liberarlo de su temor a la muerte. Expone la física atomista de Demócrito y la filosofía moral de Epicuro. Constituye posiblemente la mayor obra de la poesía de Roma y es uno de los mayores intentos destinados a la comprensión de la realidad del mundo y de lo humano.
La obra recoge y vulgariza en gran medida la doctrina materialista de Epicuro, según la cual el mundo está constituido por átomos, elementos indivisibles que, por ser extremadamente tenues, escapan a nuestros sentidos y cuyo número es infinito. El hombre es mortal, y su felicidad depende de aceptar este hecho y de perder el miedo a los dioses.
Toda la variedad de las cosas en el mundo, según la doctrina de Lucrecio, se reduce a la múltiple variedad de la concatenación de las partículas de la materia, los átomos. La destrucción de las cosas consiste en la dispersión de los átomos. Ni un solo átomo puede ser destruido. La condición fundamental de la formación de las cosas de la Naturaleza, a juicio de Lucrecio, es la presencia del vacío. La materia y el vacío componen una unidad, sin la cual no es posible el movimiento y, por consiguiente, tampoco la concatenación y la dispersión de los átomos. En los problemas gnoseológicos, Lucrecio se situó en la posición de la cognoscibilidad del mundo objetivo. La fuente del conocimiento del mundo exterior son las percepciones sensoriales. Siendo multiformes (redondos, angulares, ásperos, lisos, &c.), los átomos obran sobre los órganos sensoriales del hombre, provocando diversas percepciones. Los sentidos sirven como un instrumento del pensamiento.
Lucrecio critica los prejuicios religiosos. La religión, a su juicio, es la causa de la maldad humana. Las raíces de la religión están en el temor del hombre ante los fenómenos desconocidos de la Naturaleza. “El miedo creó los primeros dioses en la tierra”. La filosofía materialista de Lucrecio ejerció enorme influencia sobre todo el desarrollo del materialismo. Giordano Bruno, Vanini y Gassendi resucitaron el materialismo atomista de Epicuro y de Lucrecio. Los materialistas franceses del siglo XVIII rindieron también gran tributo a la filosofía materialista de Tito Lucrecio Caro.
De la naturaleza de las cosas
| Peso | 366 g |
|---|---|
| Dimensiones | 14 × 19,5 mm |
| Formatos | Digital, Papel |
Le recomendamos …
Analectas
Cuba, tres exilios. Memorias indóciles
Caballero Bonald y Quiñones: viaje literario por Andalucía
Alejo Carpentier: Un siglo entre luces
Boom y postboom. Desde el nuevo siglo: impacto y recepción
Bécquer en Martí y en otros poetas hispanoamericanos finiseculares
Cuba, poesía, arte y sociedad
Camino de perfección








