Información adicional
Peso | N/D |
---|---|
Dimensiones | N/D |
Formatos | Digital, Papel |
Claves del pensamiento martiano
José Martí
Luis Rafael Hermandes y Ángel Esteban (Editores)
280 páginas
[…] para acompañar, americanos todos que habláis idioma español, el entierro de José Martí necesitaríase su propia lengua, su órgano prodigioso lleno de innumerables registros, sus potentes coros verbales, sus trompas de oro, sus cuerdas quejosas, sus oboes sollozantes, sus flautas, sus tímpanos, sus liras, sus sistros. ¡Sí, americanos, hay que decir quién fue aquel grande que ha caído! Quien escribe estas líneas, que salen atropelladas de corazón y cerebro, no es de los que creen en las riquezas existentes de América… Somos muy pobres… Tan pobres, que nuestros espíritus, si no viniese el alimento extranjero, se morirían de hambre. ¡Debemos llorar mucho por esto al que ha caído! Quien murió allá en Cuba era de lo mejor, de lo poco que tenemos nosotros los pobres; era millonario y dadivoso: vaciaba su riqueza a cada instante, y como por la magia del cuento, siempre quedaba rico: hay entre los enormes volúmenes de la colección de La Nación tanto de su metal fino y piedras preciosas que podría sacarse de allí la mejor y más rica estatua. Antes que nadie, Martí hizo admirar el secreto de las fuentes luminosas.
[…]
¡Oh, Cuba! ¡Eres muy bella, ciertamente, y hacen gloriosa obra los hijos tuyos que luchan porque te quieren libre; y bien hace el español en no dar paz a la mano por temor de perderte, Cuba admirable y rica y cien veces bendecida por mi lengua; mas la sangre de Martí no te pertenecía; pertenecía a toda una raza, a todo un continente; pertenecía a una briosa juventud que pierde en él quizá al primero de sus maestros; pertenecía al porvenir!
Rubén Darío, Los raros .
Le recomendamos …

Dialogía, parodia y carnaval en Don Quijote de la Mancha


Bécquer en Martí y en otros poetas hispanoamericanos finiseculares

Cuando llegan las musas. Cómo trabajan los grandes maestros de la literatura

Diálogos culturales en la literatura iberoamericana

De Gabo a Mario. La estirpe del boom

Alejo Carpentier: Un siglo entre luces

Caballero Bonald y Quiñones: viaje literario por Andalucía

Cartas desde una soledad

Chakras. Historia de la Cuba dispersa

Desde el fracaso: narrativas del Caribe insular hispano en el siglo XXI

Dos patrias en el corazón

Ecoliberalismo. ¡Hay alternativas al capitalismo!

Cuba, poesía, arte y sociedad

Camino de perfección

Boom y postboom. Desde el nuevo siglo: impacto y recepción

Círculo de esta luz. Crítica y poética

Ciencia y poder en Cuba. Racismo, homofobia, nación (1790-1970)

De Pernambuco a Salamanca

Ana María Fagundo. Texto y contexto de su poesía
José Martí
Luis Rafael Hermandes y Ángel Esteban (Editores)
280 páginas
[…] para acompañar, americanos todos que habláis idioma español, el entierro de José Martí necesitaríase su propia lengua, su órgano prodigioso lleno de innumerables registros, sus potentes coros verbales, sus trompas de oro, sus cuerdas quejosas, sus oboes sollozantes, sus flautas, sus tímpanos, sus liras, sus sistros. ¡Sí, americanos, hay que decir quién fue aquel grande que ha caído! Quien escribe estas líneas, que salen atropelladas de corazón y cerebro, no es de los que creen en las riquezas existentes de América… Somos muy pobres… Tan pobres, que nuestros espíritus, si no viniese el alimento extranjero, se morirían de hambre. ¡Debemos llorar mucho por esto al que ha caído! Quien murió allá en Cuba era de lo mejor, de lo poco que tenemos nosotros los pobres; era millonario y dadivoso: vaciaba su riqueza a cada instante, y como por la magia del cuento, siempre quedaba rico: hay entre los enormes volúmenes de la colección de La Nación tanto de su metal fino y piedras preciosas que podría sacarse de allí la mejor y más rica estatua. Antes que nadie, Martí hizo admirar el secreto de las fuentes luminosas.
[…]
¡Oh, Cuba! ¡Eres muy bella, ciertamente, y hacen gloriosa obra los hijos tuyos que luchan porque te quieren libre; y bien hace el español en no dar paz a la mano por temor de perderte, Cuba admirable y rica y cien veces bendecida por mi lengua; mas la sangre de Martí no te pertenecía; pertenecía a toda una raza, a todo un continente; pertenecía a una briosa juventud que pierde en él quizá al primero de sus maestros; pertenecía al porvenir!
Rubén Darío, Los raros .
Claves del pensamiento martiano
Peso | N/D |
---|---|
Dimensiones | N/D |
Formatos | Digital, Papel |
Le recomendamos …

Catacrack. Pensar después del 15 de mayo

Boom y postboom. Desde el nuevo siglo: impacto y recepción

Como un motor de avión: Biografía literaria de Enrique Jardiel Poncela


Círculo de esta luz. Crítica y poética

40 años de historia de las Empresas de Participación

Actualidad y vigencia del Barroco

Cuba Cronología. Cinco siglos de historia, política y cultura

Calipso eclipsada. El teatro de Cervantes
