Sociedad y literatura

Emre Özmen escribe para Cuadernos Hispanoamericanos reseña sobre el libro de Loreto Busquets «Pensamiento social y político en la literatura española. Desde el Renacimiento hasta el siglo XX»

El título de la obra aparece como una sugerente novedad en momentos como éste, en que aún persisten los ecos de un estructuralismo desideologizado. Y la autora cumple con las perspectivas abiertas. Loreto Busquets presenta una aproximación desde un punto de vista histórico-social a algunas obras de la literatura española, entre ellas algunos hitos de relieve: como La vida es sueño o El sí de las niñas. Los dieciséis artículos agrupados en el volumen proponen un recorrido abarcador por las letras hispánicas (sin excluir el catalán) desde su temprana modernidad. Su indagación toma las primeras referencias en el siglo xvi y alcanza hasta la Transición democrática en España, con la propuesta, ampliamente cumplida, de analizar los textos literarios en relación con la sociedad en que han sido creados. Sin reducir estos vínculos a los aspectos que monopolizaban la sociología más tradicional, los trabajos de Busquets parten de la teoría, pero se desarrollan en una práctica que atiende con rigor a la especificidad de cada obra y a las líneas de lectura que resultan más provechosas y esclarecedoras. Así, el lector encontrará en este trabajo sistemático, más allá de su material composición fragmentaria, una perspectiva crítica fuerte y un conjunto de aproximaciones que incluyen aspectos como las relaciones entre una obra literaria y la estructura social en que ésta ha sido producida, cómo emerge un texto en un contexto histórico concreto o cómo la creatividad de un escritor es condicionada por las tradiciones culturales y su realidad histórico-social. Es decir, el conjunto de sistemas que codifican la materialización de un impulso creativo en una forma concreta.

Los artículos compilados en el volumen fueron escritos y publicados en diferentes momentos entre 1983 y 2014. Lejos de representar para el lector un obstáculo a la hora de penetrar en el discurso crítico, la variedad de textos y las matizaciones en el enfoque enriquecen la coherencia del planteamiento y contribuyen a su despliegue, a la vez que corroboran su productividad ante los objetos literarios más variados en su género o su cronología. El carácter aparentemente fragmentario se resuelve, sin forzar el discurso, en una unidad superior, a la que se refiere el conjunto de los artículos y su entrelazamiento interno, para componer el carácter unitario del tema que ocupa, de manera latente, cada una de las aproximaciones: el proceso de la civilización en su manifestación literaria.

Desde las primeras páginas, el lector tiene una muestra cumplida de lo que hemos esbozado. El volumen se abre con el artículo «El pensamiento renacentista en el Faetón de Alamanni y de Aldana», que reúne algunas de las constantes en el conjunto de trabajos: la elección de un texto concreto como punto de partida, una fecunda perspectiva comparatista y la capacidad para revelar cómo un rasgo encierra un valor sintomático respecto a su horizonte sociocultural. En este caso, recoge un tema de gran potencia emblemática, lo rastrea hasta sus orígenes clásicos y lo presenta como «un modelo que el Renacimiento adapta a su concepción del mundo» (p. 44), para analizar desde su doble modelo, español e italiano, el individualismo racionalista y la ética individual y colectiva que conlleva y se proyecta en el decurso de la modernidad. Su indagación cubre cinco siglos, con especial atención al periodo en el entorno de la Ilustración, objeto recurrente en una autora de amplias curiosidades. También en la variedad del volumen destacan dos artículos dedicados al siglo xviii.

«Modelos humanos en el teatro español del siglo xviii» trata de quienes comienzan a adquirir protagonismo en la nueva historia y de sus valores, como la «descristianización de la mentalidad», la «luz de la razón» o su «participación activa en el proceso histórico en marcha». Mientras el héroe trágico «practica la virtud social encomiada por Rousseau» (p. 129), la comedia representa otro aspecto de la nueva burguesía: la importancia del trabajo (y, por lo tanto, del dinero) y de la familia como bases de la sociedad. En este artículo, Busquets hace hincapié en un aspecto marginado de los personajes femeninos en la comedia dieciochesca: cómo su papel (literario y social) se reduce mayoritariamente al de ama de casa, alejadas de las cuestiones prácticas y materiales de la vida, para devenir figura titular de la fidelidad conyugal y eje del sistema burgués en consolidación. El análisis panorámico pone de relieve que «en la España del siglo xviii existen simultáneamente dos tipos de nueva burguesía: una inmóvil […] y que imita el estilo de la vida de hidalguía y otra ilustrada y progresista» (p. 134), una síntesis valiosa para abordar la consideración de una época llena de tensiones bajo la impuesta apariencia crítica de su templanza neoclásica.

El siguiente apartado, «La tragedia neoclásica española y el ideario de la Revolución francesa», se puede considerar en relación con el trabajo anterior, en un diálogo intelectual entre el marco general y su especificidad en un género y en una perspectiva concretos. Su novedoso enfoque ilumina cómo el héroe-mártir-cristiano del Barroco se convierte en el héroe anónimo de la tragedia en los límites de la Ilustración: este nuevo ciudadano «pone el amor a la patria ante su felicidad» y así «se convierte en la cadena de la historia» (p. 178). Busquets analiza más de una decena de obras y las relaciona con su momento histórico particular, siguiendo la influencia del pensamiento de Montesquieu y Rousseau —como sustratos ideológicos de la Revolución francesa— sobre un género dramático en su búsqueda de la libertad.

Tras las raíces renacentistas de lo que acaba convertido en el conformismo burgués en su doble dimensión, cómica y trágica, Busquets dispone otros trabajos en los que ilumina el despliegue de las ideas conservadoras y el «descarrilamiento de la sociedad capitalista» (p. 364). Así, en «Capitalismo industrial y financiero en La febre d’or de Narcís Oller». Sus estudios se extienden hasta la época de la Transición y casi nos alcanza en nuestra actualidad, como en el trabajo dedicado a El pianista, de Vázquez Montalbán, otro de los autores recurrentes en los estudios de la autora. A partir del concepto de la historia de Walter Benjamin y en una sintonía con los planteamientos críticos de la escuela de Fráncfort, paralela a la del novelista catalán, la disección de una de sus mejores narraciones concluye en la «iluminación» (por seguir con los conceptos benjaminianos) de su «historicismo y antihistoricismo», como uno de los ejes sustanciales en el pacto transicional, sus limitaciones y sus consecuencias, hoy vigentes en el debate sobre la memoria histórica.

La actualización de las perspectivas de la sociología aplicada al análisis histórico de la literatura tiene un componente fundamental en el sistemático encuadramiento de las obras en su esencial y distintiva naturaleza literaria. En ningún momento la consideración del contexto social y del marco de relaciones en que la obra ha sido escrita conlleva la pérdida de atención a los entrelazamientos entre las obras mismas y su serie, como primer código en el que se formalizan los textos literarios. Se multiplican en esta secuencia de estudios las referencias comparatistas y las miradas a ideas o motivos que enhebran la escritura por encima de fronteras lingüísticas o cronológicas. El diálogo de los textos con los modelos y sus representaciones en diversos marcos culturales es puesto de relieve como una de las claves en la interpretación del sentido y el valor de las piezas de un discurso complejo. Ningún texto funciona aislado del resto del sistema literario o al margen del sistema social. Lejos de restarle un valor supuestamente adscrito a una cierta autonomía del hecho estético con raíz kantiana o neutralizar su individualidad específica, el acercamiento doblemente comparatista permite resemantizar los perfiles distintivos de un texto, actualizar su valor desde una perspectiva histórica y ofrecer al lector, especializado o no, una visión panorámica del tema abordado.

Antes de terminar, algunas observaciones sobre aspectos que nos parecen destacables: aunque en algunos capítulos la autora se detiene de manera particularizada en una obra, siempre lo hace en línea con la consideración de un asunto de alcance mucho más general; así ocurre, por ejemplo, en «La vida es sueño o La apología de la monarquía cristiana», en «Don Álvaro o La fuerza de la historia» y en «Ideario reaccionario en la Virginia de Tamayo y Baus». En estos y en los demás estudios Busquets nunca pierde su visión integral e integradora ni el hilo conductor que enhebra las partes materiales y los enfoques singulares en un libro denso y complejo, pero también de profunda coherencia. Por otro lado, los ensayos aquí reunidos —aunque dista más de treinta años la publicación de algunos de ellos— no han perdido un ápice de vigencia y actualidad, en tanto que el minucioso trabajo de edición en la ordenación de los textos revela una cohesión de fondo propia de una monografía articulada, enriquecida, además, por la decantación debida a la maduración de un pensamiento crítico. Finalmente, las interrelaciones directas o implícitas entre los textos facilitan una diversidad de itinerarios y niveles de lectura. Quien abre el libro puede, apoyándose en los reenvíos sugeridos por las notas, seguir el orden cronológico propuesto en el índice o enlazar estudios en una lectura en vaivén, siguiendo en diferentes épocas algunos conceptos, entre los que se incluyen nociones de tanto calado como el matrimonio, el individuo, la voluntad o la razón, piezas clave en la construcción de la modernidad social y literaria.

Lo que Loreto Busquets propone con este trabajo innovador es establecer relaciones de diálogo con diferentes campos de investigación como la historia, la sociología o la filosofía, así como romper la distancia entre el texto y su contexto histórico-social a la hora de proceder a su análisis. Con su estudio la autora ha abordado prácticamente todos los idearios filosóficos, sociales y políticos de los siglos xvi al xx y sus temas esenciales y lo ha hecho desde la radical condición literaria de los textos estudiados. Es más, ha abierto esta dimensión a nuevas facetas, a actualizaciones de su interpretación.

 

La reseña original:

https://cuadernoshispanoamericanos.com/sociedad-y-literatura/

 

El Libro:

 

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