RESEÑA DE «EN ESTADO DE GRACIA», DE MIGUEL CATALÁN

José Miguel Segura Roselló reseña la novela  del doctor en filosofía y escritor Miguel Catalán: En estado de gracia.

 

En estado de gracia relata la historia de dos jóvenes -Teo Barbosa y Ramón Borrego Chamorro-, amigos y compañeros de estudios que de algún modo representan la cara y la cruz: Para el segundo solo hay un refugio -la lectura-, un pequeño reducto de calidez en medio de una existencia en la que todo resulta problemático y frustrante. Ramón, desde adolescente se refugia en la lectura y la escritura para escapar de la realidad que le rodea en casa, donde le tratan como el chico de la mala suerte; el primero, en cambio, no tiene aparentemente ningún motivo de queja porque la suerte le acompaña allá por donde va y allí donde se encuentra. Si Ramón es un lector empedernido, Teo en cambio desea febrilmente convertirse en un escritor después de haber leído El jugador de Fiodor Dostoyevski. Y dicho deseo acaba capitalizándolo todo en la vida de Teo. La historia contada en En estado de gracia comienza de manera brillante e irónica in media res, en el momento en que Teo intenta comunicar a su profesor de literatura Armando Copero -conocido entre los estudiante como Armario Ropero por sus dimensiones corporales-, que recuerda vagamente la imagen icónica de un inabarcable Lezama Lima, en una escena que marcará el decurso del resto de la novela por la sutil ironía que rezuman las palabras del narrador y de algunos personajes y por los juegos intertextuales que -como no podía ser de otro modo tratándose de un autor tan leído, prolífico y agudo como Miguel Catalán- comienzan en el mismísimo título del primer capítulo del libro, en una clara paráfrasis de ciertos versos de Walt Whitman “¡Oh, capitán, mi capitán…!”en homenaje a Abraham Lincoln retomados, a su vez, en la célebre película de Peter Weir titulada en español El club de los poetas muertos (1989). En estado de gracia nos cuenta, desde el punto de vista totalmente focalizado en primera persona de Ramón, la curiosa peripecia de Teo en pos de su sueño tropezará una y otra vez con las certezas que su profesor le regala desde la experiencia en la vida y en la literatura:Si no ha tenido alguna pérdida o no se ha sentido alguna vez desgraciado, ni lo sueñe. Avanzado el discurso este dará cabida a la voz del propio Teo Barbosa, un personaje que tiende irremisiblemente a confundir bienestar con aburrimiento, felicidad con vacío existencial sobre los ejemplos que le facilitan escritores de relumbrón como Miguel de Cervantes -mil gracias, Miguel, por haberme escuchado en aquel autobús de regreso a Valencia desde Elche…-, Luis de Góngora o Francisco de Quevedo por no salir de nuestras fronteras. Lo literario se confunde -como es lógico- con lo vital en unos personajes que se repelen mutuamente en la misma medida que se atraen: así, mientras Teo Barbosa -tocado por la varita mágica de la felicidad desde que nació- aspira a la desgracia, a la insatisfacción y al desengaño como motores que le empujen a una obra literaria solvente y fecunda, Ramón Borrego -personaje que sobrevive a una existencia casposa, pueblerina y violenta- aspira al ascenso social y a la vida regalada. El contraste entre ambos personajes tiñe -de la mano magistral de Miguel Catalán- de fina ironía gran parte del discurso narrativo de En estado de gracia, una obra de ficción de carácter circular que -hasta donde he leído del autor- no desmerece en absoluto al resto de la prolífica y brillante producción escrita de ensayista, pensador y profesor valenciano que nos abandonó en dos mil diecinueve, dejando tras de si un espeso silencio a la espera -lo tengo escrito varias veces- del reconocimiento público que merece su figura humana e intelectual. Un Miguel Catalán que se adentra en el territorio de la ficción narrativa, un ámbito tan válido como el de sus ensayos y aforismos para hablarnos de forma interesante y divertida como el autor acostumbraba de los profundos asuntos que le interesaban.
JMSR

 

El Libro:

En estado de gracia (editorialverbum.es)

 

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