Información adicional
| Peso | N/D |
|---|---|
| Dimensiones | N/D |
| Formatos | Digital, Papel |
Máximas y aforismos
86 páginas
Khalil Gibran, cuyas obras han sido bestsellers internacionales, nació cerca del Cedro Sagrado del Líbano. Cuando era solo un niño su familia emigró a Estados Unidos. Después de varios años de estudio en colegios de Boston, Gibran fue enviado de vuelta al Líbano para que se educara en Beirut. Pasaría luego a París para completar su educación. Algún tiempo después, Gibran regresó a los Estados Unidos y se dedicó a la pintura y a escribir en árabe. Con motivo de su primera exposición en Boston conoció a la señorita Mary Haskell, que se convirtió en mentora de sus estudios pictóricos en París. Debido a su ambiente y a la educación cosmopolita que había recibido, Gibran se convirtió primero en estudioso y luego en intérprete de las relaciones entre Oriente medio, Europa y América. En él se amalgamaron con plenitud Oriente y Occidente. Les ofreció a sus lectores árabes la simplicidad de la lengua inglesa, una refrescante libertad de pensamiento y una franqueza que pedía reformas. En árabe, su estilo y sus conceptos resultaban revolucionarios. Para su lectores ingleses trajo la poesía, las tradiciones familiares, la sagacidad y la filosofía de Oriente Medio, el profundo fondo de su cristianismo, islamismo y judaísmo con sus raíces más hondas. Los cantos de Khalil Gibran eran cantos terrenos; amaba a los semejantes y a todos los pueblos les ofrecía la antorcha de la libertad. “Te amo, Hermano”, escribía, “dondequiera que estés, así te arrodilles en una iglesia, adores en una sinagoga o ruegues en una mezquita”.
Toda la obra de Gibran está salpicada de sabiduría, de modo que sus escritos, aunque simples, son originalísimos e inmortales. Acerca de los tiranos, escribió: “Puedes encadenar mis manos, puedes engrillar mis pies, puedes incluso arrojarme en un calabozo oscuro, pero no podrás esclavizar mi pensamiento, porque mi pensamiento es libre”.
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Toda la obra de Gibran está salpicada de sabiduría, de modo que sus escritos, aunque simples, son originalísimos e inmortales. Acerca de los tiranos, escribió: “Puedes encadenar mis manos, puedes engrillar mis pies, puedes incluso arrojarme en un calabozo oscuro, pero no podrás esclavizar mi pensamiento, porque mi pensamiento es libre”.
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