Presentación de «El Principito y los ideales», de Beatriz Pineda Sansone

 

El pasado Sábado 20 de Enero tuvo lugar la presentación de «El Principito y los ideales. Defensa de la libertad, del amor y del razonamiento», de Beatriz Pineda Sansone en la Casa del Libro ubicada en el Centro Comercial de Sant Cugat del Vallés.

La autora realizó un discurso sobre la obra a los asistentes:

Nos encontramos acá reunidos para Presentar el libro titulado El Principito y los ideales. Defensa de la libertad, del amor y del razonamiento. El objeto de este libro es proporcionar al lector un análisis por capítulo del Principito, la tercera obra más leída en el mundo, luego de la Biblia y El capital de Carlos Marx.

Más allá de lo que nos dice su autor, en un primer plano, El Principito nos regala, en un segundo plano, un tesoro de ideales, imágenes y símbolos, que este ensayo descubre al lector, a fin de ayudarlo a comprender la magnitud de la obra: no se ve bien sino con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos, expresó Saint-Ex.

A través de una escritura poética y literaria, pedagógica y didáctica, el ensayo presenta, en cada uno de sus capítulos, el modelo de comportamiento que el autor desea por parte de los adultos en relación con los tiempos de la infancia. La imaginación y la voluntad de Saint-Exupéry se pueden entender asociados a valores éticos que nos permiten comprender que el mayor ideal de la vida es conseguir que la existencia del hombre en el mundo se realice a través de un auténtico humanismo. Por tal razón, nos invita a meditar y a cuidar a los niños y niñas con el deseo e interés de que el ser sensible que habita en nosotros sea cada vez más humano en un mundo que se deshumaniza, debido a un orden tecno-económico y su rutina que consume nuestra individualidad, por tanto, ajeno y extraño a su esencia.

El análisis del contenido simbólico plasmado en la obra de Saint-Exupéry, también nos revela la práctica de sus valores religiosos, así como de su sensibilidad: como cristiano profesó su fe en la humanidad. Su doctrina apunta a la Salvación del alma del hombre. Por ello en el segundo capítulo de El Principito, estamos en presencia de una aparición: la imagen de un niño extraordinario que pide al aviador, en pleno desierto, el dibujo de un cordero. Este cordero desde el punto de vista religioso no es otro que el cordero que quita los pecados del mundo.

La obra, en general, resume sus mayores ideales: la libertad necesaria para la existencia, porque permite el devenir temporal, individual y grupal, el amor que implica responsabilidad y respeto y el razonamiento como vía para hacer reinar al hombre sobre sí mismo en comunión con los otros.

Los ideales que Saint-Exupéry desea por parte de los adultos en relación con la infancia están subrayados en el libro. Menciono algunos:

Cito las palabras que Saint-Ex. nos dejó en el capítulo IV del Principito:

     (…) me disgusta que mi libro sea leído a la ligera. ¡Siento una gran pena   ante estos recuerdos! Mi amigo se fue hace seis años con su cordero, y si intento describirlo aquí es únicamente con el fin de no olvidarlo. Produce mucha tristeza olvidar a un amigo. No todas las personas tienen un amigo. Y yo puedo llegar a ser como las personas mayores, que no les importa más que las cifras.

. Las personas mayores ahogan las ilusiones de los niños. Existe falta de orientación, estímulo y comprensión hacia los niños (cap. I).

. Atención a la soledad del ser humano y del niño (cap. II).

. Saint-Exupéry nos invita a pensar sobre lo esencial de las personas, vale decir, su subjetividad (cap. IV).

. El Principito insiste en el cuidado y el amor que merece una flor o un ser querido y en la atención y el cariño que merece un niño cuando formula preguntas y reflexiones (cap. VII).

. Si me domesticas, es decir, si creas vínculos, serás el único del mundo para mí. Yo seré también para ti el único en el mundo (cap. XXI).

. Se debe cultivar la amistad, crear lazos afectivos entre los hombres, respeto por el otro (cap. XXVII).

Con relación a los símbolos encontrados en El Principito he incorporado a cada capítulo el contenido simbólico del mismo. Los símbolos son siempre religiosos dice Eliade, y cuando Saint-Ex. los usa, revela aspectos profundos de la realidad, que se niegan a cualquier otro medio de conocimiento.

La psique no crea símbolos de manera irresponsable, ellos responden a una necesidad y llenan una función: dejar al desnudo las modalidades más secretas del ser. Así, cuando Saint-Ex nos habla del cordero, de la casa, del jardín, de la rosa, de la flor o del estanque, entre otros, nos está dejando ver su añoranza por ese macizo de sentimientos que nacieron en su casa de la infancia. Una infancia que lo marcó profundamente. Por ello dice en Piloto de guerra: ¿De dónde soy? Soy del país de mi infancia, y a su madre le escribe: No estoy seguro de haber tenido una vida después de la infancia.

Los símbolos nos dejan constancia de sus valores religiosos: Restaurar al hombre. Soy el más fuerte si me encuentro a mí mismo. La religión es la esencia del misticismo en tanto su noble naturaleza consiste en Re-ligarnos. La petición del cordero por parte del niño -en el cap. II de El Principito-, la caja y la cuerda que el aviador ofrece al pequeño son símbolos relacionados que apuntan a una vida devota en concordancia con los valores y principios de la religión que pueden producir experiencia místicas reales. En Ciudadela su libro póstumo (1948) Saint-Ex reconoce que busca a Dios: Voy hacia Ti como el árbol que crece siguiendo las líneas de fuerza de su semilla… Todos los símbolos encontrados en El Principito, así como en Tierra de hombres, Piloto de guerra, Carta a un rehén y Cartas a su madre conforman un sistema estructural coherente que apunta al misticismo. La cuerda que el piloto ofrece al niño, expresa Cirlot, es el hilo espiritual que liga todas las existencias por esta razón es necesaria para el cordero –Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo-, y la caja es un símbolo que denota un principio espiritual.

De la misma forma, Saint-Ex se refiere, a lo largo del Principito y de las demás obras contrastadas, ya citadas, a una serie de símbolos que Jung llama arquetipos, y se refieren a la madre. Estas formas típicas son: la madre, cualquier mujer con la cual se está en relación: el aya o niñera, la esposa, la catedral, la ciudad, el país, el cielo, el bosque, el mar, el estanque, la fuente profunda, la flor, todo animal útil en general, como el zorro, entre otros. Estas formas simbólicas o arquetipos son un contenido inconsciente que revela imágenes y emociones simultáneas. La rosa y la flor, como formas típicas del arquetipo de la madre, las encontramos en nueve capítulos de El Principito. El resultado de todas estar formas típicas del arquetipo de la madre –el ánima- en el hijo es el complejo materno, expresado por Jung, que involucra la homosexualidad, el donjuanismo y la muerte temprana –S. Ex. murió de 44 años-, y Patrick Poivre escribió que S.Ex fue un seductor (El maletín de los recuerdos, 2016).

Los aspectos positivos del donjuanismo, citados por Jung, son: una masculinidad resuelta y enérgica, un interés hacia las más altas metas como queda expresado en Piloto de guerra, donde apreciamos su convicción de estar involucrado en la creación de un mejor porvenir; un ardor contra todo fanatismo, toda injusticia y toda negligencia; de esta pasión nos deja evidencia en Carta a un rehén. En Piloto de guerra expresa una disposición por todo aquello reconocido como justo, y declara que se muere por amor al hombre; que la humildad eleva al individuo. No lo rebaja. Lo enaltece. Lo ilumina acerca de su papel de embajador, lo obliga a respetar a Dios a través de los otros, lo obliga a respetarlo en sí mismo (…).

No deseo extender más estás líneas, espero que la lectura de este trabajo sea provechosa desde todo punto de vista.

Este libro ha sido contrastado con la vida de Saint Exupéry, con su ideología, tanto religiosas como filosóficas, así como con otras obras de su autoría: Tierra de hombres, Piloto de guerra, El Principito, Carta a un rehén y Cartas a su madre. Todas estos escritos han sido frotadas con las teorías de filósofos, psicólogos, psiquiatras, historiadores, sociólogos y educadores de la talla de Charles S. Peirce, M. Lipman, K. Jaspers, M. Heidegger, C.G. Jung, M. Eliade, E. Fromm, J. Dewey, J.E. Cirlot, J.A. Pérez Rioja, entre otros.

Este nuevo ensayo asegura la  comprensión de El Principito entre jóvenes y adultos, pues más allá de lo que nos dice su autor, en un primer plano, la obra contiene, en un segundo plano, un tesoro de ideales, imágenes y símbolos que son descubiertos, a fin de ayudar al lector a comprender su magnitud. El libro resume los mayores ideales de Saint-Exupéry: la libertad necesaria para la existencia, porque permite el devenir temporal  individual y grupal, el amor que implica responsabilidad y respeto y el razonamiento como vía para hacer reinar al hombre sobre sí mismo en comunicación con los otros.

“Este libro busca analizar la obra de Antoine de Saint-Exupéry desde su perspectiva histórica, personal y cultural. Destaca con luz clara los valores predominantes de El Principito, su profundo humanismo y existencialismo, y la enseñanza suprema de que la libertad es un ejercicio de autoconocimiento que pasa por el encuentro y reconocimiento de los otros en su diferencia.”

Maylen Sosa, profesora de Literatura (Universidad Francisco de Miranda, Venezuela)

“Esta lectura pedagógica de El Principito nos revela que el amor por la vida es simple y espontáneo, pero también el drama que enriquece la experiencia para imaginar y descubrir el valor de los afectos y la sensibilidad.”

Álvaro Márquez-Fernández, Centro de Filosofía para Niños y Niñas (Universidad Cecilio Acosta, Venezuela)

“Releer El Principito es siempre sugestivo. Hacerlo de la mano de Beatriz Pineda es maravilloso.”

Jaime Nubiola, profesor de Filosofía (Universidad de Navarra)

El Libro:

 

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