Reseña de "La mentira benéfica", de Miguel Catalán

Reseña de «La mentira benéfica», de Miguel Catalán

José Miguel Segura Roselló reseña el volumen XIII de el compendio de ensayos sobre la mentira “Seudología”, del doctor en filosofía y escritor Miguel Catalán y que versa sobre: La mentira benéfica.

Leída esta decimotercera y última entrega del proyecto, iniciado en 2004 con la publicación de El prestigio de la lejanía, titulado Pseudología (es decir, ‘tratado sobre la mentira’), quiero anotar sobre La mentira benéfica –y también sobre el volumen anterior, La traición– la presencia de un cierto aroma cervantino, como un eco de aquel Persiles y Sigismunda póstumo que vio la luz tras la
muerte del novelista alcalaíno gracias al empeño y el esfuerzo de su viuda –aquella Catalina de Salazar, anónima dedicación a la memoria de su marido-. Dicho esto, el profesor Miguel Catalán recorre en este trabajo las diferentes formas de la mentira que engloba el término griego ‘charitas’ y que se caracterizan por su altruismo. El autor tiene una visión naturalista –justificatoria- de las
mentiras benéficas, en contra de los rigoristas en cuya opinión estas no son de recibo, desarrollando la tesis de que “cuanto más queremos a una persona, más tendemos a mentirle porque más queremos protegerla”. A partir de este principio que contempla la mentira benéfica como un acto con un trasfondo ético aceptable –y hasta plausible-, los seis capítulos del volumen revisan diferentes engaños filantrópicos según los ámbitos en que se producen: en el de la sexualidad, antes o tras el conocimiento carnal, con una menciones contenidas e irónicas a los distintos fingimientos -siempre a cargo de la mujer-; en el ámbito de los seres queridos en general, aquellos a quienes deseamos proteger a toda costa ocultándoles aquellas verdades que ya no curan con mentiras que muestran nuestro cariño por ellos; en el ámbito de los desvalidos o vulnerables –niños y ancianos casi siempre- a procuramos ocultar el carácter irreversible de la muerte o la índole mágica de ciertas fechas –noche de Reyes- y celebraciones –Navidad-; el de la vida social es otro escenario en el que los engaños benéficos abundan en torno al egoísmo o falso altruismo de unos y otros, o en torno al elogio más o menos sincero y a la modestia más o menos falsa ante quien nos escucha, hasta llegar a la ‘presumodestia’. El discurso del profesor Miguel Catalán concluye con un capítulo, no menos sugeridor pero si más brillante aún que los anteriores, sobre la multiplicidad de engaños –aquí llamados ‘ficciones’- en los campos de las artes y de las letras, que definen y borran una y otra vez los límites entre vida y muerte, entre verdad y mentira, ente locura y cordura. Mann, Pessoa, Proust, Vargas Llosa, Flaubert, Montaigne, Borges, Dante Aligheri, Victor Hugo o Sthendal son ejemplos de autores –conocidos de primera mano por el autor- que ejemplifican el valor supremo de los engaños artísticos y literarios: se trata de ficciones –engaños, patrañas, embustes- benéficos, altruistas en grado sumo, puesto que ayudan al lector a conocerse mejor a si mismo y a su entorno, a acercarse en definitiva a la verdad y el conocimiento. Culminación de un proceso expresivo que fue depurándose volumen a volumen a lo largo de la serie Pseudología, no es casual la menor extensión
de sus últimas entregas: su creciente brevedad es síntoma y expresión de una mirada cada vez más perspicaz y de una palabra cada vez más afilada, más acertada, menos necesitada de ejemplos que abunden en una erudición más que demostrada. La concreción, la exactitud, la ironía y la elipsis son rasgos cada vez más perceptibles en la obra de un autor con una escritura cada vez más depurada y
con una consideración cada vez mayor por el lector. A la espera del reconocimiento que le debemos a Miguel Catalán, lean ustedes a este sabio versado en honduras, prolífico y humilde, que nos detalló las certezas de las mentiras -esas pulsiones inherentes, definidoras de lo humano-, para dejar escrito cuando ya tenía “puesto el pie en el estribo” que “la belleza y el amor siempre prevalecen sobre la verdad”. JMSR