Presentación de «Lineas al margen», de Pedro Paniagua

Durante la presentación del libro de Pedro Paniagua, «Lineas al margen», celebrada el pasado 18 de Febrero, el autor estuvo acompañado de la escritora Inma Chacón la cual dedicó una palabras que reproducimos a continuación:

 

«Ante todo, quiero dar la enhorabuena a Pedro Paniagua por esta joya que tengo el honor de presentar hoy. Un libro donde la ficción y la realidad debaten entre sí, enmarcadas en dos zonas bien diferenciadas de la página, donde el texto principal y las notas al pie se mueven cada cual en su sitio como si se tratase de sus territorios naturales, de los que no deberían poder escapar.

Dice la contracubierta de Líneas al margen que es un libro de difícil adscripción genérica, puesto que contiene una parte de ensayo y otra de ficción. Yo añadiría que no sólo es difícil adjudicarle un género literario al libro, sino a los textos que el autor ha decidido enmarcar en cada zona de la página. ¿Son notas al pie los textos que aparecen en la parte inferior, numerados e impresos en letra pequeña? El cuerpo central del libro ¿es realmente un ensayo? Desde luego que no. Ni los primeros son lo que normalmente entendemos como notas al pie, ni el segundo es lo que entendemos por ensayo.

Pedro Paniagua lo ha querido así, y nos lo advierte desde el Prefacio de su obra: “La nota, más allá de la referencia bibliográfica, de la aclaración del autor, del editor, o del traductor, es ante todo interlocutor del texto principal. Para reivindicar sus capacidades, me he visto obligado a depositar en ella lo que hasta ahora había sido inédito o inaudito: la ficción”.

Es decir, el autor de Líneas al margen nos aclara que se trata de un texto reivindicativo, cuya protagonista se desprende de los atributos por los que se le ha conocido hasta ahora y adopta una forma radicalmente nueva y sorprendente. A partir de ahí, el lector se encuentra ante un ejercicio de virtuosismo, que nos descubre a un escritor polifacético capaz de hacer que nos planteemos dónde está la realidad y dónde la ficción; qué fue antes ¿la nota o el texto principal? Es más, ¿actúa siempre la ficción como ficción y el ensayo como ensayo? ¿No es a veces el cuerpo principal una nota de la nota?

Pero no quiero desvelar desde aquí las sorpresas que depara este libro, donde nos encontramos al académico, al investigador, al ensayista, al profesor que todos conocemos, pero también a un Pedro completamente desconocido, al menos para mí, que se ha colocado, como su nota al pie de página, en un lugar inédito, el de un extraordinario novelista y el de un magnífico poeta. Un malabarista de la palabra, capaz de sorprendernos con frases que son auténticos hallazgos, como cando un grupo de científicos se encuentra con un mendigo y el narrador hace la siguiente observación:

“Sólo la noche parece darse cuenta de que es ciego”.

Maravillosa demostración de que estamos ante un poeta que, estoy segura, guarda muchos poemas en muchas libretas.

O las palabras con las que se inicia el libro:

“A mi madre,

primera orilla de vida”

Más que una dedicatoria, un poema donde le brinda a su madre el contenido de toda su investigación.

Y es que, por supuesto, el libro es obra de un académico, de un erudito que nos invita a un viaje hacia la historia de la lengua castellana, desde su nacimiento hasta el siglo de Oro, de la mano de las notas al pie de una serie de autores, elegidos no sólo para analizar esas líneas al margen, sino su propia marginalidad. Un interesantísimo viaje donde nos vamos a encontrar con autores representativos de siglos pasados, como Berceo, Fray Luis de León, Cervantes, Góngora o Quevedo, y también contemporáneos como Joyce, Derrida, Navokov, Borges, y otros muchos que prefiero no citar, para que sea el lector quien los descubra y, en algunos casos, se plantee, como me ha ocurrido a mí, si son reales o imaginarios.

Por otro lado, este libro está escrito por un científico, un investigador que plantea la necesidad de una hipótesis, la obligación de definir el objeto y los objetivos del estudio, y el rigor a la hora de desarrollar la argumentación que le ayudará a establecer las conclusiones, pero al mismo tiempo, Pedro Paniagua también es un crítico que ironiza sobre el método científico y el encorsetamiento de la ciencia, cuando sólo puede basarse en mediciones de datos absolutos.

Habría muchas cosas que decir sobre Líneas al margen, se podría analizar desde muchas perspectivas, podría enumerar la cantidad de homenajes literarios que encierra, la forma de utilizar el principio de incertidumbre, el concepto de verosimilitud, la conjetura de Poincaré y la increíble historia de Perelman (que precisamente yo he utilizado hace bien poco en un relato, homenaje a Sábato). Había pensado incluso en enumerar los personajes reales y ficticios que aparecen en sus páginas, pero no lo voy a hacer, les quitaría una parte de emoción a los que no lo han leído.

Este libro hay que leerlo sin que nadie mediatice ese ejercicio de creación que también es la lectura. Disfrutarlo como un buen vino, a sorbos pequeños, deleitándose, leyendo y releyendo, buscándole el gusto y el regusto, porque la emoción, la sorpresa, la novedad y la buena literatura están garantizadas.

Como muestra, voy a terminar leyendo unos fragmentos del primer capítulo del libro, las primeras líneas de una nota que ocupa algo más de ocho páginas, en las que se aprecia que, si lo quisiera, Pedro Paniagua tendría una carrera literaria tan fructífera como la académica.»

Inma Chacón.

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El libro:

 

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