Dice Miguel Elías: “cuando no pinto, leo. Devoro libros porque alimentan mi imaginación; sobre todo libros de poesía: haikus japoneses, Juan de la Cruz, Cernuda… En mi estudio –lleno de cuadros y libros– mancho poemas con colores que acaban siendo soporte de pinturas. Encontré mi medio de expresión en el Sumi-e y de la mano de mi maestro Kousei Takenaka. Aprendí que es más importante el proceso que la meta. Y llegué a la conclusión de que la pintura china y japonesa son lo mismo que la pintura de Velazquez: no hay diferencia. Las modas no son determinantes. Busco vivir Pintura, respirar Pintura, Ser Pintura”.

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