Reseña de «Palabras en la tarde», de Juan Cueto-Roig

Jorge de Arco reseña para cubaencuentro la antología personal del escritor cubano Juan Cueto-Roig.

Bajo el título de Palabras en la tarde, se reúne una atractiva antología de Juan Cueto-Roig (Verbum. Madrid, 2017), escritor cubano, nacido en Calibarien y exiliado en 1966, que reside actualmente en Miami.

Esta compilación aglutina poemas de sus dos libros editados, En la tarde, tarde (1996) y Palabras en fila, en clase y en recreo, además del apéndice “Últimos poemas”.

El decir de Cueto-Roig tiene una intención esclarecedora, un fondo de serena coherencia y su expresión se orilla al par de un verso solvente. Testigo de cuanto sucede en derredor de sus días y su corazón, sabe modular los tempos líricos y envolverlos en la sonora música callada que dicta su oficio de creador. Así, en su poema titulado “En la tarde, tarde” escribe:

Que no sea en la noche,
ni en la mañana;
que tampoco se prestan las mañanas
para muertes ni despedidas.

Que sea en la tarde, tarde.
A esa hora en que parten las aves
en plácida fuga.
Y que llueva.
Una lluvia de invierno
pertinaz y sombría
que borre horizontes
y el color suprima.

Sí, quisiera morir
en una tarde borrascosa y fría,
como lo hace a veces
sin darse cuenta el día.

El poeta cubano domina las formas tradicionales y sabe conjugar su verso al hilo de variadas estrofas —sonetos, décimas…—, sin dejar atrás, en otros casos, el son del verso libre.

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En sus textos, el lector hallará una temática diversa y una manera muy personal de modelar su discurso; de ahí, que surjan ecos irónicos, resonancias de honda meditación, apuntes amatorios y notas que sirven de sentido homenaje a poetas compatriotas. Virgilio Piñera, Severo Sarduy, Guillermo Cabrera Infante, Alejo Carpentier, Lezama Lima y Eliseo Diego tienen aquí su emotivo espacio reservado.

De este último, precisamente, escribe Cueto-Roig:

Tendrá que ver cómo hablaba
cuando nombraba las cosas
tan despacio, tan hermosas
en su voz las recreaba,
que más que hablar transmutaba
en oro en polvo, la nada.
Y al relatar la jornada
de sus urbanos paseos
convirtió en Campos Elíseos
con su voz a una calzada.

En este inventario íntimo de anhelos y regresos, de adioses y esperanzas, hay una otredad de solidaria contemplación, una forma de mirar el mundo de la cual extrae el sujeto lírico su material. Entre “flores aladas”, bajo la “geometría del silencio”, junto a “la papaya y el plátano”, al lado de “los nombres y las cosas”…, su cántico sigue bordeando el azar del futuro, la incertidumbre del mañana. Y todo ello, dicho mediante un verbo que no quiere hundirse en los fríos abismos de la existencia:

Tiene algo de lágrima el agua,
toda agua.
Lo insinúa tímido el rocío.
Lo sugiere la lluvia,
su tristeza,
la gota en el cristal
…hasta el mar:
de un dios quizás
esa única inmensa lágrima en el espacio.

El volumen se completa con una selección de poemas traducidos por el propio Cueto y que recoge las voces en castellano de William Shakespeare, Emily Dickinson, William Butler Yeats, Archibald McLeish, Carl Sandburg, Wendel Berry, e.e.cummings, Constantino Cavafis y Abel Meeropol.

 

La reseña original:

http://www.cubaencuentro.com/cultura/articulos/palabras-en-la-tarde-de-juan-cueto-329001

El libro:

 

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