EL JUEGO DE LAS MUSAS

¡Ha llegado el nuevo Vinuesa!

 

Y una vez más, el autor valenciano, va a sorprender a sus lectores. Este, desde el éxito en América Latina y en la península ibérica, de su último opus, El baile del embustero; estaba muy esperado.

 

Poco antes de leer su novela, había escuchado una entrevista de José Vicente Vinuesa en una radio mexicana, en la cual, decía, que El juego de las musas, sería una distopía coral. Lo que me sorprendió. Porque, inevitablemente pensé en obras como las de Ray Bradburry, Fahrenheit 451, o 1984 de George Orwell y Un Mundo feliz de Aldous Huxley, por citar las más conocidas de esta índole literaria.

 

En realidad, eso lo entendí después de haberme adentrado en la lectura de esta obra que puede despistar a numerosos lectores. Pues la novela está construida en varios microrrelatos o miniaturas que se pueden degustar independientemente y en el todo, yo diría casi como un puzzle. Pero puzzle con cierta coherencia.

 

La cita que José  Vicente Vinuesa ha elegido, antes de comenzar nos da entender dónde quiere llevar al lector por lo que se refiere a la palabra distopía.

 

«A menudo ocurre que la convicción universal de una era humana se convierte para la siguiente en un absurdo tan palpable que nuestra única dificultad consiste en imaginar cómo pudo parecer creíble alguna vez.»

*Principios de economía política. J. Stuart Mill

 

Durante mucho tiempo, John Stuart Mill, ha sido considerado como el creador de este término. De otra parte, el texto de la cita refleja muy bien el propósito del autor.

 

En este relato, rico y abundante, es menester poner en relieve la estupenda galería de retratos, cuyos personajes tienen en común un irrefragable sentimiento de frustración. En realidad, se trata de un puñado de viejos camaradas que se admiran tanto como se envidian, se quieren tanto como se odian, se han deseado y repelido en algún momento. Unos personajes que quieren ser, y creen ser, el relato de lo que cuentan, y lo que realmente son. La vida misma, impregnada de cierto pensamiento mágico que nos rodea; ya saben, ese que busca una manera de llegar a conclusiones basadas en supuestos injustificables como la superstición, la religión y otras mil patrañas. Sobre todo ante el miedo o la necesidad, cuando invocamos a la fortuna o la sinrazón mediante rituales carentes de sentido, pero que nos dan alguna esperanza. La novela arranca con la investigación de un crimen entre amigos, perpetrado por Montiel. El orden de los interrogatorios del inspector Casanueva irá vislumbrando los hechos en el relato, a través de unos personajes sembrados de buenos momentos e insatisfacciones que, en muchos casos, incendiarán lo cotidiano con la frustración. Y ¿qué es la frustración? Un sueño inválido. Y ¿qué hacemos para salir de ella? Enmendar y volver a soñar.

 

(1) Como no empezar por Resurrección; el titiritero, el Padrino, que, ayudado por Molly, su bonita ahijada, sordomuda, pone en escena el retablo de las penas; teatro onírico de marionetas. Curioso hombre es este Resurrección; personaje central de esta asombrosa novela. “La necesidad se define por sí misma, pero el entretenimiento para mí es el alma de la felicidad; como pintar el cielo a tu antojo. Y ¿por qué no mostrar al mundo mi mundo, a los sueños mis sueños, o a la frustración una salida natural que realce desastres inevitables?; quizá para que algún desgraciado se acomode en ellos y se pose cual pájaro en una rama”, decía y se preguntaba el creador del retablo de las penas. “¡Pasen y vean!”. Resurrección, fue así llamado en el orfanato, cuando fue encontrado casi muerto en la basura. Abandonado por sus progenitores al poco de nacer, después de que los dos intentaran desmembrarlo —sólo el diablo sabe si para comérselo o para qué—, procurando al desdichado chiquillo todas suerte de lesiones que marcarán su trayectoria humana.

 

“Muy pronto comprendió que era un visionario, y que la vida tenía dos caras: la de su minusvalía y la de los sueños!”

 

(2) Otra figura clave de este impresionante teatro de marionetas será el inspector Casanueva, infelizmente casado con Elena Alaya; quien, en su adolescencia sería testigo de la terrible violación de Lola Montes, una meretriz notoria, por la cual sentía algo.

 

“Hace veinte años éramos vecinos; yo era una niña, pero no perdía detalle de sus idas y venidas, sobre todo cuando se traía a sus ligues. Debo confesarle que era usted mi amor platónico.”, dirá una voz femenina recordando al inspector.

 

Muletilla: “Una buena ley es la que no molesta. Y cuando alguien se encarga de quien molesta, a ese la ley no debería molestarlo”.

 

(3) El agente Jean-Pierre, su compañero y amigo en la policía, quien en realidad se llamaba Federico García de Lorca; un mujeriego empedernido casado, con la bella Clara Azpilicueta, viuda de Póstumo, un viejo millonario. A pesar de la infidelidad de su esposo, ella estaba locamente enamorada de su seductor policía y fetichista convencido; sin saber por qué, Jean-Pierre coleccionaba los tacones de sus amantes. Otra fantasía singular, le gustaba presumir ante cierto público femenino de tener el pene más pequeño del mundo, para después sorprender agradablemente a sus conquistas.

 

(4) Venus, tuerta del ojo derecho desde joven por mirona; casada con Cáncer Chicote, uno de los proxenetas del puticlub donde ella trabajó. Dejará la prostitución para montar un bazar con su marido. Dice de sí misma que es la persona más fiel que conoce a pesar de la atracción que ejerce sobre los hombres su movimiento rítmico de trasero: “Nunca subestime el poder de un trasero”. Tendrá la facultad de adivinar lo que van a decir los demás antes siquiera de que lo piensen.

 

(5) Claus, el dueño de El ring, un pequeño bar donde transcurre lo esencial de su vida y este relato.“Cuando una borrachera se convierte en leyenda alguien tiene que contarla”, dice una cita colgada en la pared del local. Claus es un bocazas que piensa que todo el mundo lo odia cuando nadie le odia. A su servicio, Torres Torres, el hombre duplicado, su camarero jefe; y Molly, la cocinera, de quien Jean-Pierre se ha encaprichado. Toma viagra en sus relaciones sexuales porque, según dice, “el negocio le trae preocupado y tiene que levantarlo como sea”. Cree en el más allá y suele ver todos los programas de televisión enfocados a esos temas. No lee nunca. Juega semanalmente a la lotería y bebe con frecuencia; “lo tengo demasiado fácil”, dice. Algo de megalomanía, lo normal entre jefes. Revisa el bote del bar pero no hace sisa. Trata a sus amigos como a empleados y a sus empleados como explotadores.

 

(6) Torres Torres, camarero de El ring. Le gusta el sexo, como a todos los tíos, pero menos que a Montiel, su más que amiga. Tiene sexo con ella regularmente aunque sin compromiso; alguna otra relación esporádica pero sin que ella se entere; más le vale. No le gusta viajar; le encanta el cine. Odia los superhéroes. Es el hombre duplicado.

“Nadie parecía saber, porque cuando algún desconocido preguntaba por él, le respondían a veces con un “ellos”, oscuro y sombrío que no hacía más que echar niebla al asunto.”

 

(7) Montiel. “Me gustaría ser una sádica perversa para desatar mis locuras, pero soy funcionaria de la Administración Pública”, dice de sí misma; fantasías desbordantes a tutiplén. Le encanta el sexo y le gustan los superhéroes, pero sólo por su masculinidad esculpida. Soltera para rato. Muletilla: “Estoy hecha de las imperfecciones que más me gustan”

 

A esta larga lista de los principales protagonistas de la novela de José Vicente Vinuesa, se podría añadir Abigail, la dueña del puticlub, Madama Butterfly; donde trabajaron, Venus y Lola Montes.

A pesar de que leyendo lo que precede, se puede notar que el sexo tiene una parte importante en esta curiosa historia: “La vida es más llevadera con sexo.” Poniendo en escena personajes frustrados; sin embargo, no quiero revelar más sobre el escenario del libro de José Vicente Vinuesa; pues, ahora es el lector quien tiene que desentrañar los hilos de este teatro de marionetas que le propone el autor valenciano:

 

“Cada cierto tiempo, algo que funcionaba como un reloj deja de hacerlo; y entonces se suele optar por retocar o sustituir. Pero hay cosas que son insustituibles: los hijos, una gran amistad, tu recuerdo favorito, o simplemente alguna cosa que nos sirve para nuestros propósitos de bienestar. Es entonces cuando se opta por los retoques, y ahí es donde hay que intervenir con la precisión de un cirujano, si no queremos estropear ese algo vital que tan bien funcionaba”, se dice en un fragmento de la narración.

 

Cómo definir esta extraña y apasionante obra, en la cual se mezclan en lo largo del relato, realidad y onirismo; no es fácil, por supuesto. Hablaré de obra surrealista, es decir, haciendo referencia a la corriente creada en el siglo pasado por André Breton y sus seguidores; que afirmaban que la imaginación es esencial para el hombre, un puro automatismo psíquico.

 

Por lo que toca la imaginación, José Vicente Vinuesa, una vez más, nos demuestra que no está desprovisto de ella, ni de talento narrativo.

 

El libro empieza con esta oración:

“Lo primordial en un juego es divertirse.”

 

Pues bien, con El Juego de las musas, estoy persuadido de que él se ha divertido escribiéndolo; y esperando que sus numerosos lectores también.

Chapeau l’artiste.1

 

 

Jean-Pierre Carbonel

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  1. 1. Enhorabuena el artista.

 

 

 

                                               LE JEU DES MUSES

 

Le nouveau Vinuesa vient de paraître en librairie !

 

Et une fois de plus, l’auteur espagnol, va surprendre ses fidèles lecteurs. Après le succès en Amérique Latine et en Espagne de son dernier opus, Le Bal de laffabulateur ; la sortie de son nouveau roman, Le Jeu des muses, était très attendue.

 

Peu avant de lire ce roman, j’avais écouté une interview que José Vicente Vinuesa avait donnée à une radio mexicaine; dans laquelle, il disait que Le Jeu des muses, serait une dystopie chorale ; ce qui me surprit ; car, inévitablement, je pensais à des œuvres comme celles de Ray Bradburry, Fahrenheit 451, 1984, de George Orwell et Un Monde heureux, d’Aldous Huxley, pour ne citer que les plus emblématiques de ce genre littéraire.

 

En réalité, et cela je le compris, après m’être avancé dans la lecture de cette œuvre qui pourra perturber de nombreux lecteurs de José Vicente Vinuesa. Car la nouvelle est construite par plusieurs micro-récits ou miniatures qui peuvent s’apprécier d’une manière totalement indépendante, je dirais comme un puzzle, mais, un puzzle cohérent.

 

La citation que José Vicente Vinuesa a choisie sur la page de garde, nous donne un aperçu où l’auteur veut conduire le lecteur pour ce qui se réfère à la parole dystopie :

 

« Souvent, il arrive que la conviction universelle d’une ère humaine se transforme pour la suivante dans un absurde si palpable que notre unique difficulté consiste à imaginer comment a-t-elle pu paraître crédible à un certain moment. »

 

Durant très longtemps, l’auteur de cette citation, John Stuart Mill, fut considéré comme le créateur du mot dystopie. En outre, le texte de la citation reflète très bien le propos de José Vicente Vinuesa.

 

Dans ce récit, riche et foisonnant, il est très important de mettre en relief, la magnifique galerie de portraits dont les personnages ont en commun un indicible sentiment de frustration. En réalité, il s’agit d’un groupe de vieux camarades qui s’admirent autant qu’ils se jalousent, qu’ils s’aiment comme ils se détestent. Des personnages qui veulent être, et croient être, le récit de ce qu’ils content et ce qu’ils sont réellement. La vie même, imprégnée d’une certaine pensée magique qui nous cerne. Ils savent déjà qu’ils cherchent une manière d’arriver à des conclusions basées sur des présupposés injustifiables, comme la religion et autres bobards. Surtout devant la peur ou la nécessité, quand on invoque la fortune ou l’injustice, moyennant des rituels dépourvus de sens, qui cependant, laissent percevoir une lueur d’espoir.

 

La nouvelle débute par l’investigation d’un crime entre amis perpétré par Montiel. L’ordre des interrogatoires de l’inspecteur Casanueva permettra d’apercevoir les faits dans le récit, a travers quelques savoureux personnages, dont les névroses incendient le quotidien avec leur frustration :

 

« Et qu’est-ce que la frustration ? Un rêve éphémère. Que faisons-nous pour sortir d’elle ?

Corriger et rêver de nouveau… »

 

Comment ne pas commencer par Résurrection, le marionnettiste, el Padrino, lequel aidé par Molly, sa très jolie filleule, sourde muette ; met en scène le Retable des peines ; théâtre onirique de marionnettes. Homme curieux que ce Résurrection, personnage central de cette étonnante nouvelle. Résurrection fut ainsi appelé à l’orphelinat, lorsqu’il fut trouvé quasi mort dans les ordures. Abandonné par ses géniteurs, peu après sa naissance, après avoir essayé de le démembrer, sans savoir pourquoi précisément ; occasionnant toutes sortes de lésions qui hypothéqueront sa trajectoire humaine :

« Rapidement, il comprit qu’il était un visionnaire, et que la vie pour lui avait deux visages, celui de son handicap et celui des rêves ! »

 

Autre figure de cet impressionnant théâtre de marionnettes ; l’inspecteur Casanueva, qui, dans sa jeunesse avait été le témoin du terrible viol de Lola Montes, une prostituée notoire, pour laquelle, il n’était pas insensible, tout comme elle d’ailleurs :

 

« Il y a vingt ans, nous étions voisins ; j’étais une fillette, cependant, je suivais tes allées et venues, surtout, tes rencontres féminines. Je dois confesser que tu étais mon amour platonique ! »

« Jean-Pierre, inspecteur, lui aussi, qui en réalité s’appelait Federico García de Lorca ; homme à femmes invétéré, marié avec la belle Clara Azpilicueta, veuve de Póstumo, un vieux millionnaire. Malgré les infidélités de son époux, elle en était follement amoureuse. Fétichiste convaincu, sans savoir pourquoi, il collectionnait les chaussures à talons aiguilles de ces amantes. Autre fantaisie singulière ; il disait devant les dames qu’il avait le plus petit pénis du monde, dans le but de surprendre agréablement ses conquêtes.

 

Vénus, borgne de l’œil droit, qu’elle a perdu en matant dans les trous de serrure. Mariée avec Cáncer Chicote, un des proxénètes du bordel où elle travaillait. Elle laissera la prostitution pour ouvrir un bazar avec son époux. On dit d’elle, que c’est la personne la plus fidèle que l’on connaisse, malgré qu’elle exerce sur la gent masculine, une irréfragable attraction par son déhanché suggestif :

 

« Jamais ne sous-estimer le pouvoir d’un postérieur ! »

 

Pour terminer avec Vénus; elle aurait la faculté de deviner, ce que vont dire les autres, avant même que ceux-ci y aient pensé.

 

Claus, le propriétaire du Ring, un petit bar où se passe l’essentiel de sa vie, ainsi que la majorité du récit :

 

« Quand une cuite se transforme en légende, quelqu’un doit la raconter. » phrase que l’on peut lire sur un mur du local.

 

Claus est une grande gueule qui pense que tout le monde le déteste, alors que c’est le contraire. A son service, Torres Torres, l’homme double, et Molly, la cuisinière dont Jean-Pierre s’est entiché. Claus prend du Viagra car dit-il le négoce le préoccupe. Il croit en l’au-delà. Il traite ses amis comme ses employé et ses employés comme des exploiteurs.

 

Montiel, elle dit d’elle :

« J’aimerais être une sadique perverse pour libérer mes fantasmes ; mais, je suis fonctionnaire de l’Administration publique ? Elle aime le sexe sous toutes ses formes. Mariée à Torres Torres, qui a des difficultés à satisfaire son exigeante libido.

En lisant ce qui précède, il est évident que le sexe a une part importante dans cette délirante histoire :

« La vie est plus supportable avec le sexe ! Les personnages laissent en scène une forte charge de frustration émotionnelle ! »

 

Evidemment, je ne veux point révéler le scénario du libre de José Vicente Vinuesa, car c’est au lecteur de démêler l’écheveau de cet étrange théâtre de marionnettes que nous propose l’auteur espagnol.

 

Comment définir cette œuvre originale et surprenante, dans laquelle se tutoient tout au long de la narration, réalité et onirisme ? Ce n’est pas facile ! Je dirais que c’est une œuvre surréaliste ; c’est-à-dire, faisant référence au courant littéraire créé par André Breton et ses disciples, le siècle passé, qui affirmaient que l’imagination est essentielle pour l’homme, un pur automatisme psychique.

 

Pour ce qui concerne l’imagination, José Vicente Vinuesa, une fois de plus, nous démontre qu’il n’en ai point dépourvue ; ni de talent narratif. Le livre commence par une phrase :

 

« Le primordial dans un jeu, c’est de se divertir ! »

 

Eh bien, avec Le Jeu des muses, je suis convaincu, qu’en écrivant ce livre, il s’est bien diverti ; en espérant que ses lecteurs aussi.

 

Chapeau l’artiste !

 

Jean-Pierre Carbonel