Tomás de Iriarte y Nieves Ravelo (Puerto de la Cruz, Tenerife, 18 de septiembre de 1750-Madrid, 17 de septiembre de 1791), fabulista, traductor, dramaturgo y poeta español de la Ilustración y el Neoclasicismo, fue también músico aficionado.
Su carrera literaria se inició como traductor de teatro francés. Tradujo además el Arte poética de Horacio. Fue el primer dramaturgo que consiguió dar con una fórmula que uniese las exigencias de los tratadistas del Neoclasicismo literario con los gustos del público.
Pero es más conocido por sus Fábulas literarias (1782), editadas como la «primera colección de fábulas enteramente originales» en cuyo prólogo reivindica ser el primer español en introducir el género, lo cual motivó una larga contienda con el que había sido amigo desde largo tiempo, Félix María Samaniego, ya que este último había publicado su colección de fábulas en 1781, hecho de sobra conocido por Iriarte. ​Iriarte fue sobre todo el prototipo del cortesano dieciochesco, elegante, culto, cosmopolita y buen conversador; hizo en Madrid una intensa vida literaria y social.
La literatura no era el único arte que Iriarte dominaba. También llegó a inclinarse hacia el ámbito musical, especializándose en tocar el violín y la viola. Fue también compositor de sinfonías (hoy perdidas) y de la música de su monólogo Guzmán el Bueno. Como consecuencia de esta afición escribió su poema didáctico La música (1779) en cinco cantos de silvas, traducido a varios idiomas y elogiado por el mismísimo Pietro Metastasio.
Su idea de la poesía era propia de la Ilustración: “Los pueblos que carecen de poetas carecen de heroísmo; la poesía conmemora perdurablemente los grandes hechos y las grandes virtudes”.
Murió de gota en Madrid, el 17 de septiembre de 1791.