Gastón Baquero (Banes, Cuba, 4 de mayo de 1918-Madrid, 15 de mayo de 1997), “ha vivido como una secreta leyenda que irradia creatividad y ética”, según el decir de Armando Álvarez Bravo. Abandonó su profesión de ingeniero agrónomo y doctor en Ciencias Naturales para dedicarse a la literatura. Poeta, ensayista y periodista. Fundó la revista Clavileño y colaboró con Verbum, Poesía, Espuela de Plata yOrígenes. Su nombre quedó vinculado al grupo de los grandes poetas origenistas (Lezama Lima, Ángel Gaztelu, Eliseo Diego, Cintio Vitier y Fina García Marruz). Residió en Madrid desde 1959 hasta su muerte. En fecha temprana María Zambrano señaló “la suntuosa sensualidad” de sus poemas y Vitier testimonió: “sus poemas llegaban y se establecían en la luz como si siempre hubieran estado ahí, familiares en su secreto y en su grave magnitud”. A sus primeras publicaciones en Cuba (Poemas,1942; Saúl sobre su espada, 1942; Diez poetas cubanos, la decisiva antología de Vitier, 1948), siguió su etapa española. Desde Madrid dio a conocer sus primeras y nuevas entregas Poemas escritos en España (1960) y Memorial de un testigo (1966), sobre el que Francisco Brines apuntó: “es uno de los mejores libros publicados en España en todo el periodo que va de la guerra a nuestros días, y el mejor (en mi criterio) de cuantos se publicaron aquel año de abundante y provechosa cosecha”. Después vino Magias e invenciones (1984) y José Olivio Jiménez precisó: “sus centros temáticos más persistentes: el sueño de las formas, las metamorfosis de la realidad humana y cósmica, las máscaras o disfraces por los que el hombre, cada hombre, se hace protagonista y testigo de esa entidad universal que es el desarrollo histórico de la humanidad y la creación”. Sobre el mismo título, Luis Suñén sentenció: “Hay libros que nos salvan un día y nos acompañan siempre”. Con la aparición de Poemas invisibles, su último libro unitario, Luis Antonio de Villena escribió: “nos hallamos ante poemas racionales y lúcidos, recubiertos de lujo literario y de un valseo de maravillas”, una idea en la que insiste Carlos Bousoño: “su poesía está llena de fantasía, de expresión y de cultura”. A su muerte, Miguel García-Posada proclamó que Gastón Baquero es “un poeta imprescindible de la lengua”.

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