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Peso 674 g
Dimensiones 140 × 210 mm
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Papel

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El nacimiento del cervantismo. Cervantes y el Quijote en el siglo XVIII

35,00 

VV.AA

488 páginas

Este volumen recoge los textos que fundaron la posición universal del autor del Quijote y de esta obra. Tal reconstrucción cervantista centrada en los textos españoles de la Ilustración neoclásica, desde Mayans o Eximeno, Jovellanos o Forner, pero también otros escritos de la gran tradición europea, como los de Bowle, Addison y Johnson que representan el testimonio de la muy temprana crítica inglesa, para concluir, ya a comienzos del XIX con el excepcional homenaje de los idealistas y románticos alemanes. ANALES CERVANTINOS, VOL. XL, PP. 335-400, 2008. ISSN: 0569-9878 Antonio Rey Hazas y Juan Ramón Muñoz Sánchez (eds.), El nacimiento del cervantismo. Cervantes y el Quijote en el siglo XVIII, Madrid, Verbum, 2006, 487 pp. Los editores de esta antología de textos sobre Cervantes y el Quijote en el siglo XVIII comienzan su trabajo confesando el poco entusiasmo que en principio les producía tener que trabajar con materiales de esa época, debido a los prejuicios que aún existen sobre la literatura del Siglo de la Ilustración. Sin embargo, confiesan que, pronto, ese desánimo se convirtió en «entusiasmo» al conocer la importancia de las aportaciones que aquella centuria hizo al conocimiento de la obra y la vida del mayor escritor español. Tras los trabajos realizados por pioneros como Cotarelo y Mori y, más cerca en el tiempo, Francisco Aguilar Piñal y otros, este libro es un excelente compendio y estado de la cuestión para comprender las características y derroteros de un estudio que conoció en el Setecientos su despegue. Unas veces entendido como sátira de la literatura caballeresca, otras como instrumento de crítica, y otras como la primera novela moderna, el Quijote se convierte en el siglo XVIII, y no solo en España, en uno de los espacios de reflexión sobre los tiempos modernos. Dentro de nuestras fronteras pronto se empiezan a dar los pasos para intentar comprender una obra que, además, en el sentir de muchos, es la expresión de los valores españoles, aunque otros la consideraran una burla de esos valores. Como se sabe, uno de los momentos más importantes en la historia de la interpretación de la novela lo constituye la biografía de Mayans, publicada en 1737, aunque hubo otras iniciativas institucionales importantes. En todo caso, aunque se dieron actuaciones institucionales previas, la aceptación de la obra como emblema de la cultura española recibe un espaldarazo cuando la Real Academia Española hace la edición de 1780 y asume así al autor y a su obra. En la edición, además de cuidar el texto y limpiarlo de impurezas, sin conseguirlo, y además de incorporarle importantes estudios preliminares, participaron los mejores artistas y grabadores del momento. Puede verse el proceso de elaboración en reciente libro coordinado por Elena de Santiago, De la palabra a la imagen: el Quijote de la Academia de 1780 (2006). Se iniciaba la conversión de Cervantes en poeta nacional, como sucedía en los diferentes países europeos con otras figuras que desde entonces se convirtieron en las cumbres de sus respectivos Parnasos. Los estudios sobre Cervantes y sus obras no hicieron más que crecer en el siglo, llegando a ser objeto de pirateo investigador, apropiación indebida y polémica saber quién fue el descubridor de la partida de bautismo del autor alcalaíno, episodio sobre el que se detienen los antólogos, tras las investigaciones de José Luis Pensado y Antonio Mestre. Ese y otros aspectos se estudian en otro libro aparecido en 2006, El Quijote en el Siglo de las Luces, trabajo de conjunto dirigido por Enrique Giménez. El libro de Rey Hazas y Muñoz Sánchez se inicia con un estudio preliminar que da cuenta de la historiografía cervantina en el siglo, deteniéndose en las figuras señeras de Mayans, John Bowle, Vicente de los Ríos, Eximeno y algunos otros. Antonio Eximeno responde al recrudecimiento de la corriente crítica del Quijote, que hacía sangre de los errores y despistes cervantinos, algo que se había empezado a destacar, en el siglo, en los tiempos de Montiano y Nasarre, si bien, como se sabe, es cosa antigua. Quizá habría sido interesante, por completar esa línea crítica que en el XIX tuvo su desarrollo, que, en la selección antológica, se hubieran incluido algunas de las páginas que Nicolás Pérez dedicó a este asunto en 1805, en su libro El Anti-Quijote, obra crítica contra la excelente novela de Don Quijote de la Mancha, de la que solo apareció un tomo, a pesar de los seis que anunciaba su autor. La selección antológica se divide en dos partes: una, de «textos completos»; otra, de «textos breves o fragmentarios». En el primer grupo se presentan la biografía de Mayans, el prólogo de Nasarre a las comedias de Cervantes, la carta de John Bowle, el juicio crítico de Vicente de los Ríos, el discurso número sesenta y ocho de la revista El censor y la apología de Eximeno. En el segundo figuran obras o fragmentos de Addison, Montiano y Luyando, doctor Johnson, Martín Sarmiento, Tomás de Iriarte, Cadalso, Juan Antonio Pellicer, Juan Andrés, Juan Pablo Forner, Masson de Morvilliers, Jovellanos, Leandro Fernández de Moratín, Schiller, Friedrich Schlegel y Schelling. Ya se sabe que toda selección implica dejar fuera unos textos y elegir otros, y que todo depende de quién la haga y de los criterios de que se sirva. Pero creo que los que recoge este libro permiten al lector tener una recopilación útil, que da una buena panorámica de las líneas de investigación y de los intereses de los autores del siglo XVIII, puesto que, además, como se ha visto, los antólogos no se reducen al territorio ni a la lengua española, y ofrecen aportaciones de ingleses y alemanes, que fueron quienes mejor entendieron la novela, ya que los franceses, en su mayoría, pensaban que el Quijote de Avellaneda era superior al de Cervantes. (Sobre el mundo inglés, puede verse el trabajo de Diego Martínez Torrón y Bern Dietz [eds.], aparecido en 2005, Cervantes y el ámbito anglosajón). El nacimiento del cervantismo permite profundizar en los diferentes aspectos que se trataron en la época, en muchas ocasiones por primera vez, al tiempo que sirve para darnos cuenta de que no todo comienza en el siglo XIX, con el Romanticismo o el Realismo; que sin los hombres que trabajaron en la centuria anterior no se podría haber avanzado como se hizo. El prejuicio y el estigma, al que se referían Rey Hazas y Muñoz Sánchez, deberían desaparecer y trabajos como este suyo contribuyen a ello.

JOAQUÍN ÁLVAREZ BARRIENTOS Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

ISBN: 9788479623579Clasificación:

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35,00 

VV.AA

488 páginas

Este volumen recoge los textos que fundaron la posición universal del autor del Quijote y de esta obra. Tal reconstrucción cervantista centrada en los textos españoles de la Ilustración neoclásica, desde Mayans o Eximeno, Jovellanos o Forner, pero también otros escritos de la gran tradición europea, como los de Bowle, Addison y Johnson que representan el testimonio de la muy temprana crítica inglesa, para concluir, ya a comienzos del XIX con el excepcional homenaje de los idealistas y románticos alemanes. ANALES CERVANTINOS, VOL. XL, PP. 335-400, 2008. ISSN: 0569-9878 Antonio Rey Hazas y Juan Ramón Muñoz Sánchez (eds.), El nacimiento del cervantismo. Cervantes y el Quijote en el siglo XVIII, Madrid, Verbum, 2006, 487 pp. Los editores de esta antología de textos sobre Cervantes y el Quijote en el siglo XVIII comienzan su trabajo confesando el poco entusiasmo que en principio les producía tener que trabajar con materiales de esa época, debido a los prejuicios que aún existen sobre la literatura del Siglo de la Ilustración. Sin embargo, confiesan que, pronto, ese desánimo se convirtió en «entusiasmo» al conocer la importancia de las aportaciones que aquella centuria hizo al conocimiento de la obra y la vida del mayor escritor español. Tras los trabajos realizados por pioneros como Cotarelo y Mori y, más cerca en el tiempo, Francisco Aguilar Piñal y otros, este libro es un excelente compendio y estado de la cuestión para comprender las características y derroteros de un estudio que conoció en el Setecientos su despegue. Unas veces entendido como sátira de la literatura caballeresca, otras como instrumento de crítica, y otras como la primera novela moderna, el Quijote se convierte en el siglo XVIII, y no solo en España, en uno de los espacios de reflexión sobre los tiempos modernos. Dentro de nuestras fronteras pronto se empiezan a dar los pasos para intentar comprender una obra que, además, en el sentir de muchos, es la expresión de los valores españoles, aunque otros la consideraran una burla de esos valores. Como se sabe, uno de los momentos más importantes en la historia de la interpretación de la novela lo constituye la biografía de Mayans, publicada en 1737, aunque hubo otras iniciativas institucionales importantes. En todo caso, aunque se dieron actuaciones institucionales previas, la aceptación de la obra como emblema de la cultura española recibe un espaldarazo cuando la Real Academia Española hace la edición de 1780 y asume así al autor y a su obra. En la edición, además de cuidar el texto y limpiarlo de impurezas, sin conseguirlo, y además de incorporarle importantes estudios preliminares, participaron los mejores artistas y grabadores del momento. Puede verse el proceso de elaboración en reciente libro coordinado por Elena de Santiago, De la palabra a la imagen: el Quijote de la Academia de 1780 (2006). Se iniciaba la conversión de Cervantes en poeta nacional, como sucedía en los diferentes países europeos con otras figuras que desde entonces se convirtieron en las cumbres de sus respectivos Parnasos. Los estudios sobre Cervantes y sus obras no hicieron más que crecer en el siglo, llegando a ser objeto de pirateo investigador, apropiación indebida y polémica saber quién fue el descubridor de la partida de bautismo del autor alcalaíno, episodio sobre el que se detienen los antólogos, tras las investigaciones de José Luis Pensado y Antonio Mestre. Ese y otros aspectos se estudian en otro libro aparecido en 2006, El Quijote en el Siglo de las Luces, trabajo de conjunto dirigido por Enrique Giménez. El libro de Rey Hazas y Muñoz Sánchez se inicia con un estudio preliminar que da cuenta de la historiografía cervantina en el siglo, deteniéndose en las figuras señeras de Mayans, John Bowle, Vicente de los Ríos, Eximeno y algunos otros. Antonio Eximeno responde al recrudecimiento de la corriente crítica del Quijote, que hacía sangre de los errores y despistes cervantinos, algo que se había empezado a destacar, en el siglo, en los tiempos de Montiano y Nasarre, si bien, como se sabe, es cosa antigua. Quizá habría sido interesante, por completar esa línea crítica que en el XIX tuvo su desarrollo, que, en la selección antológica, se hubieran incluido algunas de las páginas que Nicolás Pérez dedicó a este asunto en 1805, en su libro El Anti-Quijote, obra crítica contra la excelente novela de Don Quijote de la Mancha, de la que solo apareció un tomo, a pesar de los seis que anunciaba su autor. La selección antológica se divide en dos partes: una, de «textos completos»; otra, de «textos breves o fragmentarios». En el primer grupo se presentan la biografía de Mayans, el prólogo de Nasarre a las comedias de Cervantes, la carta de John Bowle, el juicio crítico de Vicente de los Ríos, el discurso número sesenta y ocho de la revista El censor y la apología de Eximeno. En el segundo figuran obras o fragmentos de Addison, Montiano y Luyando, doctor Johnson, Martín Sarmiento, Tomás de Iriarte, Cadalso, Juan Antonio Pellicer, Juan Andrés, Juan Pablo Forner, Masson de Morvilliers, Jovellanos, Leandro Fernández de Moratín, Schiller, Friedrich Schlegel y Schelling. Ya se sabe que toda selección implica dejar fuera unos textos y elegir otros, y que todo depende de quién la haga y de los criterios de que se sirva. Pero creo que los que recoge este libro permiten al lector tener una recopilación útil, que da una buena panorámica de las líneas de investigación y de los intereses de los autores del siglo XVIII, puesto que, además, como se ha visto, los antólogos no se reducen al territorio ni a la lengua española, y ofrecen aportaciones de ingleses y alemanes, que fueron quienes mejor entendieron la novela, ya que los franceses, en su mayoría, pensaban que el Quijote de Avellaneda era superior al de Cervantes. (Sobre el mundo inglés, puede verse el trabajo de Diego Martínez Torrón y Bern Dietz [eds.], aparecido en 2005, Cervantes y el ámbito anglosajón). El nacimiento del cervantismo permite profundizar en los diferentes aspectos que se trataron en la época, en muchas ocasiones por primera vez, al tiempo que sirve para darnos cuenta de que no todo comienza en el siglo XIX, con el Romanticismo o el Realismo; que sin los hombres que trabajaron en la centuria anterior no se podría haber avanzado como se hizo. El prejuicio y el estigma, al que se referían Rey Hazas y Muñoz Sánchez, deberían desaparecer y trabajos como este suyo contribuyen a ello.

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