Comentarios críticos de «Palabras en la tarde», de Juan Cueto-Roig

Estos son algunos comentarios sobre «Palabras en la tarde», antología poética del escritor cubano Juan Cueto-Roig:

Apenas leí unas cuantas líneas, me tuve que sentar y abandonar mi planeada caminata vespertina. Hasta que no me quedó ni una sola línea más para seguir leyendo. Ya es muy tarde para salir a caminar. Caminé por tus versos. Varios momentos en los que la emoción me hizo temer un desbordamiento indebido no me impidieron seguir buscando más de ese mismo sentimiento casi bochornoso. Hasta las últimas excelentes traducciones. Tus frutas bien valen las de la Corona de Severo y las completan con un penacho de capitel corintio. Ahora ya tenemos nuestra oda a la piña tan fragante como aquella memorable del siglo XIX. El mamey táctil con su carne y su reflejo de perla negra. Lo que pincha y acaricia, lo que perfuma y agrede al mismo tiempo cada uno de los cinco sentidos. Se siente como se estruja el follaje cuando lo descolgaron. Se siente la ruda ropa del guajiro cogiéndola por la melena. Ahí está vivo el reflejo en la memoria del azogue de Alejandría. Y el caer de las gotas del rugoso filtro en la golosa tinaja. Y el olor de los jazmines de entonces en los patios perdidos. En fin, que he pasado una hora embelesado por tus palabras que te agradezco que me hayas enviado. Lo atesoraré junto a mi cama para darle un mordisco de tanto en tanto a la pulpa del níspero.

El perfume de tu vanidoso sacerdote envuelto en finos encajes me hizo olvidar al sospechoso vaho de mojama que la sotana del hermano Ricardo despedía por debajo de su dobladillo. Mi Víbora no fue tan poética como tu Remedios. Al que le tocó le tocó lo que le tocó.

                                                                                   Ramón Alejandro

 

Mientras repaso estos textos, me remonto a un poeta español, entre mis favoridos, Jorge Guillén. Sí, me remontó a mis tiempos de estudiante universitario de poesía española con mi sabia profesora Yudin.

Llegué hasta la sección de «Últimos poemas» para seguirte degustando como a un buen oporto, o Vinho do Porto, su nombre original, más hermoso y poético. Todos los poemas me gustan, me elevan, me hacen tomar esos senderos del alma por los que andamos tan poco, no obstante, hasta ahora mis favoritos son los siguientes:

Mejor los patios

Sea de ello lo que fuere

De Verona a Venecia

Soneto neto (genial). Aparentemente no tiene que ver con los anteriores, pero me gusta lo lúdico, se ve la influencia de Lope de Vega. Eres Poeta, querido amigo, así con mayúscula.

                                                                                 Luis Marcelino Gómez

 

 

 

Al fin he terminado tu estupendo libro. Por supuesto me encanta. Al leer algunos de tus poemas como Mejor los patios, En olor de santidad y varios más, los he recordado perfectamente de tu libro “Lo que se ha salvado del olvido”. También te felicito por tus traducciones. Siempre me ha parecido algo de inmensa dificultad traducir a poetas conservando el espíritu y la música originales del autor. Excelente tu trabajo. Me siento cada vez más honrada de haberte tenido, más que como corrector de textos, como maestro. Un gran abrazo y mil gracias por tu envío. Tu admiradora,

                                                                                 Yolanda Farr

 

He vuelto a disfrutar la lectura de aquellos poemas tuyos ya conocidos, y de algunos otros que desconocía, y por los cuales debo darte especialmente las gracias. Asimismo, por las traducciones que conjugan el bien hacer de la versión en otra lengua, a la inspiración del poeta que traduce. El volumen es muy bello, comenzando por el diseño de portada y el interior y terminando, sin menosprecio, por la alta calidad e inspiración de los textos. Has hecho bien en producir esta compilación. Haz obrado generosamente contigo y con tus lectores, sin dejar que cualquier prurito de falsa modestia se interponga en el camino. Gracias por devolvernos tu voz, por recordárnosla; por el susurro al oído.

                                                                                  Rolando Morelli

 

Gracias por enviarnos PALABRAS EN LA TARDE, que ha sido una sorpresa muy agradable He leído al azar algunos de los poemas, como tu «epitafio-adivinanza», para leer un día de lluvia, como alguien ha dicho en alguna parte, que producen una sensación de relajamiento –virtud un tanto escatimada en la lírica, pero no por ello menos estimable.

                                                                                Matías Montes Huidobro

                                                                                                                    

Sí, querido Juan. Mil gracias por tu amabilidad de hacerme llegar tu libro. Aprovecho ahora para dejarte saber mi agradecimiento. Un hermoso libro, que se hace necesario, al recopilar esos hermosos poemas. Si tienes alguna reseña que pueda poner en este número de primavera de Linden Lane Magazine que ya comienzo a diseñar, te agradecería me la enviases. Con muchas bendiciones,

                                                                                 Belkis Cuza Malé

 

 

Amigo querido, no sabes como he disfrutado de tu libro, aunque no sea lector de poesía, me interesó mucho. Para personas como yo, el reordenar palabras para expresar un sentimiento, es tarea difícil. Yo sé cómo recoger tintas del habla popular (y lo hago bien, modestia apártate) pero hacerlo de una manera como tú, hermosa y sonora es notable. Me siento muy orgulloso de ti.

                                                                               Manuel Reguera Saumell

 

Mi querido poeta….

Estuve contigo virtualmente el día de la presentación de tu libro. Al ser antología, toqué poemas que ya conocía, y que me deleitaron de la misma forma, cuando los leí en otros tiempos y espacios.

También leí, después de la lectura del libro, las opiniones de muchos escritores y críticos que me maravillaban con sus explicaciones y sentimientos acerca de tu trabajo poético. Momentos que anoté pues noté que algunos de tus poemas preferidos por mí, también eran los preferidos de ellos. Fascinante mi querido Juan.

Leyendo de nuevo los poemas veo en ellos, además de un alto concepto de la poesía como técnica, una gran inteligencia. Hay que saber decir sin decir.

Poemas que despiertan al lector a la sabiduría:

A la Antigua Forma

Oda al hueso (majestuoso)

Yermo (las mismas preocupaciones…)

Mejor los Patios mi poema favorito. (La melancolía de las memorias…el ritmo, la temática…la belleza del espíritu en la memoria…)

Sea de ello lo que fuere poderoso poema. Lo tengo marcado con marcador amarillo. Resalta con su luz. Lo comprendí muy bien en toda su profundidad.

Cándida siguiendo la línea del anterior.  Reafirma los mundos que se habitan en secreto.  Es precioso. Me hizo sonreír varias veces.

Y ¿qué decirte de los poemas traducidos? también te pertenecen.

Tu lenguaje poético, tu forma de entretejer un mundo complejo de técnicas y estilos que llevan a las temáticas que se observan en la vida, con ese toque entre silencio y risa, es lo que nos lleva a un viaje interior de entendimiento donde se siente más de lo que se puede decir en verbo.

                                                                               Maya Islas

 

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Querido Juan, el libro me gustó muchísimo.  La idea de compilar su propia selección que de lejos puede parecer osada, se resuelve con una maestría y una delicadeza extremas. La fiesta de frutas y flores, el clasicismo de las adivinanzas de la UNEAC y las cuidadísimas y personales traducciones, no sé qué me gustó más y hasta leí algunos poemas en voz alta, como el de Yeats.  Desde luego conocía estas un poco más que sus primeros libros. Esos poemas han sido la sorpresa, descubrir el alma de cada palabra. Muy bella la edición de Verbum. Como a todo lo que hace (mos) le falta entusiastas que lo divulguen, publicaciones que lo registren y ojalá esté equivocada. Lo felicito. Uno lo termina con una sensación muy agradable, sabe que va a releerlo y lo deja entreabierto para después.  Muchas gracias.

                                                                                 Rosa Ileana Boudet

El libro:

 

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